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Publicado enDestacadas, Puebla

Reyna terminó como sexoservidora tras ser despedida de fábrica por crisis causada por Covid-19

“Antes de la pandemia (del Coronavirus) me iba muy mal y durante la pandemia me las vi súper negras porque no me alcanzaba el dinero para los gastos de mis hijos, pues me sacaron de la fábrica”, narra Reyna, como llamaremos a esta madre de familia, quien se vio obligada a dedicarse a la prostitución por falta de trabajo.

Ella apenas lleva un mes en este oficio, pero pronto se dio cuenta que le ha resultado más rentable que seguir de empleada en alguna empresa, pues al menos a la semana gana 2 mil 200 pesos, el doble de lo que venía percibiendo como obrera.

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Sin embargo, cuenta a MTPNoticias que esta cantidad no es suficiente, pues según sus compañeras de oficio, antes de la crisis económica causada por la Covid-19, ganaban mucho más, pero poco a poco los clientes se fueron aislando.

Actualmente, son pocos los hombres que han regresado a las calles en búsqueda de sexo.

Las sexoservidoras siguen sufriendo la crisis por el Coronavirus

Al igual que Reyna, otras mujeres que se dedican al oficio más antiguo del mundo siguen sufriendo la crisis económica. Incluso, han tenido que bajar sus costos para atraer mayor clientela.

“La misma gente (clientes) nos han dicho que han recortado personal o les bajaron el sueldo, así que les bajamos el precio para que aunque sea llevemos algo a la mesa”, contó la entrevistada.

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La esperanza es que a partir de diciembre mejore su economía, pues estar parada más de ocho horas en las calles del Centro Histórico de Puebla es cansado.

“Espero que esto empiece a subir porque sí está muy complicado. Mis compañeras también están pasando lo mismo que uno, tienen que bajar sus tarifas para poder llevarse algo”, dijo Reyna.

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Ella considera que requiere más trabajo, pero también seguro social. Aunado a eso, están a la deriva de la policía municipal, ya que los agentes, cada que pueden, las hostigan.

“Yo creo que necesitamos más seguridad para nosotras, porque luego no sabemos qué loco nos toca. A veces nos vamos muy tarde de aquí y nos vamos con la sensación de que alguien nos sigue, siendo un peligro para nosotras, pues hay muchas calles obscuras”, señaló esta mujer.

Por Mitzi Pulido Tzompa/ @Mitzi_Pulido

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