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Publicado enDestacadas, Estado

Robar gasolina (con bebés incluidos) frente a militares, una práctica común en Puebla

Norma Herrera

Lo que pasó en Tlahuelilpan, Hidalgo, este 18 de enero, donde explotó un ducto de Pemex que ha dejado 85 personas muertas, según un reporte actualizado este domingo, por autoridades federales, es una práctica que se volvió común en los municipios de San Matías Tlalancaleca, Santa Rita Tlahuapan y San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla.

Desde 2017, la rapiña se volvió una práctica frecuente en la localidad de San Francisco Tláloc, en el municipio de Tlalancaleca, donde los chupaductos utilizan como escudos a mujeres y niños e incluso a bebés, para no ser detenidos por policías, ni militares.

Los ríos de huachicol

En MTPNoticias se ha dado a conocer que otras comunidades, donde la rapiña se volvió una forma de vida es en Las Dalias, Juárez Coronaco, San Antonio Chiautla de Arenas, San Lucas Atoyatenco, entre otras, ubicadas en los tres municipios antes mencionados.

Es común ver a los habitantes usando cubetas, bidones y tambos para que, al tener conocimiento de una fuga, de hidrocarburo se trasladen en sus camionetas y motos para cargar combustible.

Eufóricos corrían hacia los ríos de huachicol, regado en los terrenos de siembra, tratando de almacenar la mayor cantidad de litros posibles.

Algunos retacaban sus camionetas con litros de hidrocarburo, mientras que otros, acarreaban cubetas a sus viviendas, y los menos, se conformaban con llenar un par de garrafas para sus unidades, con las que trabajan el campo.

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Durante la rapiña, disfrutaban ver a los elementos policiacos, de las tres órdenes de gobierno, mientras robaban gasolina y hasta se burlaban de ellos, por sentir que tenían el control de los hechos.

Los niños y las mujeres eran los que principalmente acarreaban el hidrocarburo y los hombres solían almacenarla en las camionetas.

Los pobladores sabían que las autoridades no intervenían en contra de ellos.

Mientras que jóvenes emocionados daban de vueltas a bordo de las motocicletas, disfrutando que tenían mercancía que robar.

Sin ninguna medida de seguridad ni precaución, los pobladores disfrutaban almacenar su huachicol.

Al terminarse el remanente de hidrocarburo regado, los pobladores se retiraban a sus viviendas donde almacenaban los bidones.

El ‘Loco Téllez’ detrás de la rapiña

Fuentes extraoficiales reconocieron que líderes huachicoleros, como ‘El Loco Téllez’, estaban detrás de la rapiña en la región de Texmelucan, quien solía pagar entre 500 y mil pesos a los pobladores para almacenar el huachicol.

Una de las rapiñas que los pobladores disfrutaron más fue la registrada el 22 de mayo de 2017, pues pobladores de San Francisco Tlaloc tuvieron más de ocho horas para cometer el atraco.

La última se registró el 24 de septiembre del año 2018 en San Lucas Atoyatenco, luego de que se reportó una fuga a unos metros de la autopista Arco Norte.

Autoridades solapaban el robo

Algunos elementos policiacos de la zona y autoridades municipales, en su momento, reconocieron que los huachicoleros establecieron la estrategia de provocar fugas en las tomas clandestinas para que los pobladores pudieran almacenar el hidrocarburo en cubetas y bidones, a fin de que las autoridades no intervinieran para frenar el atraco.

“Esto ya es provocado para que de manera libre puedan estar cargando el hidrocarburo y nosotros aplicando el criterio dejamos que lo junten y sólo aplicamos medidas preventivas para que sea a una distancia considerable de la toma”, afirmó Adrián Flores, ex regidor de Gobernación en Tlalancaleca, en el gobierno anterior.

Por ello, tanto autoridades municipales como estatales y federales preferían dejar a familias enteras cometer la rapiña, para evitar enfrentamientos, pues temían alguna agresión de su parte.

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Elementos del Ejército Mexicano y de Petróleos Mexicanos solían resguardar la zona, sin intervenir, lo que provocaba burlas en su contra por parte de los pobladores.

Los elementos reconocían que querían evitar que el pueblo se enardeciera.

“Uno valora, ellos son un pueblo entero y si se enardecen nos agreden y ni cómo salir porque son puras veredas, mejor los dejamos y no entramos en conflicto”, reconoció un elemento, quien prefirió omitir su nombre por seguridad

Con Gali aumentó la rapiña

Durante la administración de Antonio Gali Fayad se registró el mayor número de hechos de rapiña, según reportes periodísticos, por lo que a través de comunicados de prensa, el gobierno justificaba que al permitir la rapiña evitaba tragedias mayores.

“Ante la presencia de gente, presuntamente de la comunidad, que irresponsablemente llevó a niños al lugar, se tomó la decisión de evitar cualquier tipo de enfrentamiento con la población y evitar así como el riesgo que representa cualquier fricción con el combustible, que pudiera desencadenar una contingencia mayor”, así se disculpaba el pasado gobierno.

Mientras el ex regidor de Gobernación de Tlalancaleca, en la, señalaba que era mejor que los pobladores almacenaran el hidrocarburo para evitar contaminación ambiental.

“Aquí se aplica el criterio de este hidrocarburo se está desperdiciando y se puede ir al río, en cuanto llego y veo que la gente lo está juntando, aplicas el criterio de que en lugar de que se vaya al río mejor que lo recojan”, afirmó en diferentes entrevistas.

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Foto portada: Héctor Tenorio/ Archivo Expansión

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Marisol Martinez

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