KEREN REYES / @keren_kelly / @SIDECALI
En diversos estados de la República Mexicana se ha emitido una alerta en torno a un reto nocivo para la sociedad y que ha seducido a muchos jóvenes, el cual consiste en incitar a salir de casa y permanecer sin contacto con sus familiares durante un lapso de 48 horas, para después aparecer repentinamente. Suma puntos, si en ese lapso la familia o amigos publican en redes sociales mensajes buscándolo, o denunciando ante el Ministerio Público y /o se genera Alerta amber: siendo el objetivo el conseguir la mayor cantidad de puntos.
Al respecto, la Ley General para Prevenir y sancionar los delitos en Materia de Secuestro, Reglamentaria de la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 13, señala lo siguiente:————————-
“Se impondrá pena de doscientas a setecientas jornadas de trabajo a favor de la comunidad, al que simule por sí o por interpósita persona, la privación de su libertad con alguno de los propósitos señalados en el artículo 9 de la presente Ley.”
Es decir que a la persona que simula su secuestro, se condena con jornadas de trabajo a favor de la comunidad en espacios públicos, sin que exista alguna otra carga para quien lo realice.
Lo que no es un juego es que cientos de víctimas que viven o vivieron un secuestro, siguen en cautiverio de los trastornos que enfrentan por tal situación y que la búsqueda de la libertad plena es un camino arduo, pues por un lado la sociedad condena esta conducta y por otra no hace más, en los casos donde reaparecen adolescentes sanos y salvos tras asustar a sus padres, a las autoridades y a los propios habitantes.
Pareciera un cuento infantil en donde en reiteradas veces le decía que venía el lobo, tentando a que un día apareciera y el día menos esperado llegó, siendo así el comportamiento dentro de este reto que busca burlarse de las instituciones y del núcleo familiar o mas cercano a quien lo practica, pues la falsa alarma que genera es un desgaste emocional, económico y también institucional, pues quizá atendiendo tal broma, se pierde tiempo valioso de una víctima real de tal conducta y quien pide desesperada ser hallada.
No debe ser un juego que nuestros jóvenes deban practicar, ni una pena que estén dispuestos a cumplir , pues es mucho más que eso: es un grito urgente de nuestra sociedad en prevenir tales conductas, porque la estamos trastornando.
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