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Ya está ampliamente discutido, o al menos en redes sociales, que las declaraciones del gobernador Miguel Barbosa Huerta entorno a que los Moreno Valle-Alonso fueron “castigados” por Dios por haberle “robado” la elección en 2018, fueron desafortunados, al grado que causaron un escándalo nacional.

 

En eso estamos de acuerdo todos.

 

No había necesidad de seguir hablando de un fraude electoral cuando ya se es gobernador, menos señalar –en un evento público– que hubo justicia divina porque parecería que nos alegramos del desplome del helicóptero ese 24 de diciembre del 2018 cuando murieron los exgobernadores panistas y otras tres personas.

 

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Pero así como es condenable que un gobernador en funciones genere odio con este tipo de discursos, también es criticable el caso de quienes solo buscan sacar raja política como la senadora Nancy de la Sierra y su esposo, el diputado local, José Juan Espinosa Torres.

 

¿Con qué calidad moral esta pareja exige a Barbosa una disculpa pública por esta polémica frase? ¿A Nancy ya se le olvidó que en mayo de 2016 declaró públicamente que odiaba a sus paisanos de Teziutlán en donde un año antes les estivo pidiendo el voto para convertirse en diputada federal y que le mereció el mote de #LadyTeziutlán?

 

O que tal cuando fue captada llamando “gatos” a sus adversarios en junio del 2018 cuando compitió por el cargo que hoy ocupa.

 

Y qué decir de José Juan Espinosa cuando en plena sesión del Instituto Electoral del Estado le dijo a la entonces representante del PRI, Laura Torres Villegas, que requería una “terapia sexual” porque, para él, se veía que estaba “mal atendida”, hecho por el que fue obligado por el Tribunal Electoral del Estado de Puebla a ofrecer una disculpa pública por violencia política de género.

 

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¿Entonces?, ¿y la congruencia?

 

Fueron los primeros en exigir, a través de sus redes sociales, a Miguel Barbosa a disculparse por sus dichos, pero en el caso de Nancy, por ejemplo, jamás se disculpó.

 

Un claro ejemplo de oportunismo político.

 

*

 

Quien anda feliz de la vida y que ya ni se acuerda de su jefe político, Rafael Moreno Valle, es Eukid Castañón, quien se pasea a sus anchas en el caribe mexicano.

 

Desde Quintana Roo, con la protección del actual gobernador aliancista, Carlos Joaquín, se la da de empresario en medios de comunicación, con su periódico 24 Horas.

 

Quienes saben cuentan que ya está vendiendo la franquicia de Puebla para terminar con todos los lazos que lo unen aquí, al menos durante los próximos cinco años que dura el mandato de Barbosa.

 

Por Elvia Cruz/ @cruz_elvia

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Elvia Cruz

Elvia Cruz

Estudió una maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha colaborado en diversos medios locales, nacionales e internacionales como CNN en Español, Grupo Expansión,...