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Publicado enOff The Record

Eduardo Rivera: Ganar perdiendo

Ignacio Juárez

El Partido Acción Nacional dio este domingo un salto al pasado.

Un pasado en el que los buenos maridos de casa decente se santiguan en la procesión y desatan sus pasiones en la oscuridad del poder.

¿Qué ocurrió este domingo? El triunfo de Eduardo Rivera Pérez en la elección de la nueva dirigencia estatal del PAN a un costo muy alto que exhibió la verdadera cara de quien le pide a los poblanos corregir el rumbo.

Permítame rescatar una serie de tuits que publiqué minutos antes de que se cerrarán los más de 100 centros de votación en la entidad.

“Apuntes de una elección panista. Sea cual sea el resultado, @GenovevaHuerta exhibió la verdadera cara del Yunque: autoritaria, con mañas muy priistas y con una sola visión: exterminar cualquier contrapeso al interior del @PANPUEBLA. Un proyecto así no tiene futuro (1)

“Sea cual sea el resultado, el Yunque exhibió su verdadera fuerza: sin dinero público son incompetentes. Su apoyo está basado en la cooptación (plazas), el negocio (obras), promesas futuristas. Tanto rumiaron del acuerdo del 25% y terminaron haciendo cosas peores. (2)

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“El equipo más cercano a @eduardorivera01 es tan ineficiente que el edil tuvo que coordinar la campaña. La otra fortaleza vino de panistas externos a la burbuja yunquista, los mismos que defendieron a Lalo cuando nadie lo hizo en la definición de candidaturas de 2021. (3)

“El error del Yunque fue convertir esta elección en una cruzada definitiva de vida o muerte, al final sólo evidenciaron un estilo muy morenovallista de exclusión y hasta clasista. ¿El nuevo rumbo del @PANPUEBLA es el partido de un grupo o una cofradía? (4)

“En su desesperación, el Yunque terminó por centrar todo en la figura del alcalde, quien es el verdadero adversario de @GenovevaHuerta. Bajo esa premisa, ¿qué nivel puede tener la dirigencia estatal del Yunque? Uno: empleados, empleados y más empleados. Lo mismo que hacía RMV (5)”.

Al resultado que arrojó el proceso interno, el siempre brillante Mario Alberto Mejía acotó con su ironía característica:

“Felicidades a los panistas poblanos. Están tan divididos que si hoy fueran las elecciones perderían estrepitosamente. Eduardo Rivera (@eduardorivera01) no es el líder que decía ser. Queda claro que la mitad de los panistas lo repudia. #PAN”.

Sí, este domingo ganó Eduardo Rivera. La ultraderecha poblana, agrupada en el Yunque, se alzó con la victoria. Pero, la arrogancia anterior y posterior a la elección les impide hacerse una pregunta fundamental: ¿A qué costo?
Durante las semanas previas a la votación, el propio Eduardo Rivera Pérez decidió rebajar su investidura de presidente municipal de Puebla a la coordinación de campaña de Augusta Sánchez Díaz de Rivera y Marcos Castro.

Desde el gobierno municipal se ofrecieron plazas de trabajo, existen sospechas de que el dinero entregado para la entrega-recepción pudo ser utilizado para reclutar a operadores, se ofreció obra pública, hubo coacción y se sembró la narrativa de un inexistente fraude preparado para contienda. (Al no haberlo, la justificación fue que la denuncia inhibió al grupo de Genoveva Huerta, pero la realidad es que necesitaban esa denuncia para operar a conveniencia: si perdían, había elementos discursivos; si ganaban, distraería la atención sobre el actuar de los yunquistas).

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El involucramiento de Rivera Pérez confirmó que su equipo es lo que siempre ha sido: un lastre. Ni opera, ni ayuda y solo lo mete en problemas a su líder.

Por el contrario, el edil confirmó que cuenta con aliados estratégicos que en esta contienda demostraron su brillantezl.

Uno de ellos es Jesús Zaldívar Benavides. El dirigente municipal del PAN en la capital no solo logró aglutinar a una base panista desde que asumió el cargo en 2019, la cual fortaleció en la elección de 2021 y ahora rindió sus propios resultados.

Zaldívar, por ejemplo, fue el único que se la jugó abiertamente por Eduardo Rivera en 2021 cuando todos sus empleados estaban escondidos a la espera de que les dijeran qué hacer. Pero también fue el único que acompañó y respaldó a Edmundo Tlatehui Percino para que lograra la candidatura y, posteriormente, el triunfo en San Andrés Cholula.

Para esta elección interna, Chucho Zaldívar sumó sus canicas en Puebla y San Andrés, lo que derivó en un efecto dominó en una parte de la zona metropolitana. ¿Dudas? Analicen los números y repasen la historia reciente.

Al conocerse las tendencias a favor Augusta y Marcos también se confirmó que el Yunque logró lo que buscaba: polarizar y fragmentar a su partido. El costo: el panismo del interior del estado no quiere a Eduardo Rivera y su ascendencia se reduce a la capital y algunos municipios de la zona metropolitana. Más que una fortaleza, lo que exhibe es la debilidad de quien es visto como el candidato natural del PAN a la gubernatura.

La correlación de fuerzas entre grupos al interior del partido es similar: Lalo Rivera no puede solo. Necesita forzosamente de la suma de todo el panismo, pero por lo visto en la operación del Yunque en la contienda interna no hay necesidad de sumar a nadie porque la premisa era exterminar a los contrarios.

Insisto: si hay dudas, nada basta revisar lo ocurrido este fin semana en el PRI. Su líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, ofreció su respaldo adelantado a Rivera Pérez rumbo a 2024. ¿Qué se puede interpretar de un panista que lo quieren más en el PRI que en su propio partido?

El salto al pasado también se centra en un punto crucial: ¿quiénes acompañan a Eduardo Rivera? Salvo algunos militantes, el resto es su propio equipo y las propias castas que eran muy buenos para controlar al partido, pero muy malos para ganar elecciones.

A eso hay que sumar a las cámaras empresariales -dominada por una pandilla muy identificada-, a las nuevas generaciones de los agentes sociales, empresariales y conservadores que en los últimos 60 años han vivido de la ubre pública: desde la Junta para el Mejoramiento Cívico, Moral y Material, pasando por el control del Impuesto sobre la Renta con Mario Marín Torres o su abierta complicidad con el prófugo Luis Ernesto Derbez Bautista.

Esto por sí solo es una debilidad más para Rivera Pérez: ¿Cómo podrá transitar con los círculos que no tienen cabida en el nuevo régimen que Miguel Barbosa Huerta inició con la 4T poblana?

Sin duda del lado de Genoveva Huerta hubo fracaso brutales. El exedil de Atlixco Guillermo Velázquez demostró su verdadero poder: es el segundo descalabro político.

Así como ese, hay otros casos, pero también se reportaron sucesos en Santa Clara Ocoyucan, en donde los grupos traicionaron a la dirigencia estatal que los respaldó.

¿Realmente estamos ante un triunfo contundente que sustenta el slogan de dar un nuevo rumbo al PAN? No y está muy lejos de concretarse. Lo que sí hay es un panismo atomizado, incapaz de ponerse de acuerdo, con el rechazo evidente a formar nuevos cuadros y tarde o temprano pagará un costo muy alto.

Lo que vendrá es más y más polarización. El PAN había tenido suficiente con la división que generó la elección interna municipal de 2019, pero ahora se desbordó a todo el estado.

No dude que la nueva dirigencia pretenda hacer cambios en el Congreso local, en los liderazgos de presidentes municipales y regidores. Meter mano para la composición de los diferentes órganos partidistas.

Eduardo Rivera ganó la dirigencia estatal, pero en 2022 se renovará el Consejo Estatal, el máximo órgano de gobierno. Eso da visos de un nuevo encontronazo. Y así sucesivamente. De ahí que el futuro inmediato del panismo pinta huracanes furiosos.

¿Quiénes realmente ganaron con la contienda panista de este domingo? Morena y sus diferentes aspirantes a la gubernatura. (Eso sin contar que aún falta por tomar medidas contra aquellos que usaron ilegalmente su posición en la administración para apoyar a Rivera Pérez).

Al tiempo.

Por Ignacio Juárez Galindo / @ignacio_angel

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