Este 4 de octubre se cumple un año desde la última vez que se le “vio” a Alfonso Esparza…al menos en un video de 20 minutos que dejó grabado para rendir su último informe de labores frente a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), y desde entonces, nadie lo ha molestado para rendir cuentas en Puebla, ante el saqueo millonario que operó a través de empresas factureras, en las que involucró a varios integrantes de su familia.
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A través del gobernador Miguel Barbosa supimos el 2 de agosto de este 2022 que vive plácidamente en una zona exclusiva en España, en donde –al igual que el expresidente Enrique Peña Nieto– se compró un departamento y disfruta libremente de su dinero.
Esa vida lujosa que tiene ahora no sería cuestionable sino hubiera dejado cuentas pendientes en Puebla, pues MTP Noticias ha documentado en una serie de reportajes que Esparza desvío al menos 671.6 millones de pesos de la BUAP, y eso, solo el monto que ha comprobado este sitio de noticias, ya que el propio gobernador ha asegurado que la cantidad podría ser mucho más.
Sin embargo, a pesar de las denuncias que existen en su contra por los delitos de operaciones simuladas, abuso de autoridad, tráfico de influencias, incumplimiento de un deber legal, entre otros, no ha sido detenido.
Quienes sí pasan un año más en la cárcel son siete presuntos implicados en esta trama, entre ellos, quien fuera su contador externo, Jorge Torres, un personaje que en su afán de hacerse millonario al igual que su entonces jefe, terminó por involucrar a su esposa Ángeles Marreros y a sus padres: Ramón Torres y Silvia Fernández en el negocio.
Todos ellos están presos por presuntamente haber colaborado en el despacho de contadores que encabezaba Jorge, y participado de alguna forma en algunas de las empresas fachadas que se crearon para sacar el dinero de la BUAP, pero de Esparza y sus familiares, nada.
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Y es que en las carpetas de investigación que están abiertas en la Fiscalía General del estado, también se menciona como parte de la red de saqueo a familiares de Esparza como su esposa, dos de sus hijos, a un hermano y a la “pareja extramarital”.
Otro que hasta ahora se ha escapado es Oscar Gilbón, extesorero de la Benemérita, quien es investigado por haber autorizado todos los pagos que salían a las empresas fantasma.
Creemos que en la fiscalía local no se ha dado carpetazo a este caso, y que únicamente se han retrasado en solicitar colaboración de autoridades extranjeras para localizar al principal ladrón del dinero de los universitarios.
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Hablando de la BUAP, es claro que con Lilia Cedillo se vive una nueva era. Ahora sí hay una rectora que atiende los asuntos universitarios y no se la pasa de café en café haciendo política, pensando a qué cargo brincar o cuál sería el siguiente paso para lavar el dinero de la universidad, como hicieron no solo Esparza sino toda la bola de corruptos que lo antecedieron.
En este primer año de administración de la académica, ella sí puede presumir el manejo ético de los recursos públicos, transparencia en cuanto a los temas de los que no se hablaba, atención a casos de acoso sexual, solo por mencionar algunos temas.
En hora buena por los nuevos tiempos que se viven en la BUAP.
