Todos nos dimos cuenta el 4 de octubre pasado que Alfonso Esparza Ortiz ya no estaba en Puebla, pues ya ni siquiera se presentó ante el Consejo Universitario de la BUAP a rendir su último informe de labores, y dejó grabado un video editado que duró 20 minutos, de los cuales, 13 fueron testimonios.
Durante los siete minutos restantes, se atrevió a decir que deja como “legado” una universidad “transparente”, “con salud y solidez financiera” como si no se supiera que durante sus ocho años de gestión frente la máxima casa de estudios, se dedicó a saquearla tal como ha documentado en diversos reportajes MTPNoticias.
Con exactitud no se sabe a cuánto ascienden los millones de pesos que Esparza Ortiz ‘lavó’ de la Benemérita a través de diversos prestanombres y sus propios familiares como esposa, hijos y hermanos, pues solo se tienen pistas de al menos 257.4 millones de pesos, desviados a través de 126 empresas fantasma, de los cuales, 46.3 millones se ocuparon en la compra de 15 casas y departamentos.
Y la última pista que da a conocer este lunes este medio: otros 52.3 millones de pesos fueron trasferidos a María Isabel Martínez a través de las cuentas bancarias de 18 empresas fantasma, de las cuales, ella es socia mayoritaria y es identificada por algunos de los siete operadores financieros detenidos, como la pareja extramarital de Esparza Ortiz.
Así pues, el exrector está metido hasta el cuello en el desvío de recursos millonarios de los universitarios y sabía que al término de su mandato ya no tendría ningún argumento para alegar “violación a la autonomía” de la Benemérita o utilizar a los universitarios como escudo por eso decidió huir como vil ratero semanas antes de concluir su mandato.
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Tan falso fue su video que dejó y se transmitió la mañana de ese 4 de octubre que ya hasta lo borraron de la cuenta oficial de la BUAP en YouTube. No duró ni dos días. Incluso la imagen que se envío como parte de ese informe ni siquiera fue una fotografía decente que le hayan tomado, sino fue una simple captura del video.
Todo esto nos da pistas de que a Esparza Ortiz ya ni tiempo le dio tomarse las fotografías oficiales, pues ya le urgía salir del país. Cuentan los que saben que el rumbo que tomó fue hacia Estados Unidos, pero solo hizo escala para visitar a su hijo Adad a Texas para después volar hacia Canadá en donde está refugiado.
Él cree que, debido a los candados que existen en el tratado de extradición entre este país y México, no le será tan fácil al gobierno de Puebla, traerlo preso para enfrentar los cargos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y lavado de dinero que existen en su contra, y por los que ya fue librada una orden de aprehensión en su contra.
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Incluso el exrector se ha atrevido a difundir entre sus más allegados que ya “negoció” su salida del país con altos mandos no del gobierno local sino del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para vivir en la impunidad tal como lo han hecho otros exrectores, con la diferencia de que él sí fue denunciado tres veces por la Auditoría Superior del Estado (ASE).
Ya veremos si finalmente Beatriz Gutiérrez Müller intercedió por él o no. Al tiempo.
