En sus tiempos de gloria, Puebla era uno de los estados más disputados en la política nacional. Las peleas entre grupos políticos llegaban a escala nacional e incluso se mencionaba a los exgobernadores como punteros para la grande.
Hoy tenemos un estado que si es nota nacional es porque algo hizo mal, porque el gobernador le copió alguna frase al presidente López Obrador o dijo alguna barbosada, o porque uno de los pocos perfiles poblanos con foco nacional hizo o dijo algo condenable.
Ejemplos hay varios, para empezar, Javier Lozano: pasó de ser secretario de estado con varios seguidores en twitter, a intento de opinólogo al que no ven ni 30 personas en vivo, en su proyecto con el panista Jorge Triana. Pasa de vocero en vocero, y a muchos nos quedaron dudas sobre su último trabajo con Cabeza de Vaca. A estas alturas parece que el gobernador tamaulipeco le dio la vocería de juguete, si no es que también le dio las gracias como la Coparmex.
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El exmorenista a punto del desafuero, Saúl Huerta, a quién le exhibieron su gusto por menores de edad, lo cual representa un claro delito que se han tardado en judicializar. Y entrados en este tenor, a Nacho Mier, que siendo presidente de la Jucopo en la Cámara de Diputados, se esperaría un comentario más fuerte al respecto de su paisano, pero se remitió a decir que él no se metía en asuntos personales, y terminó reculando cuando vio que la Fiscalía capitalina iba enserio.
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Las mujeres no nos quedamos atrás, Nay Salvatori también es foco y es que su pasado en la comunicación ha servido de pretexto para que los adversarios al proyecto que representa la ataquen, y por no fallar la actual alcaldesa con licencia en busca de reelección Claudia Rivera. Una morenista a la que tuve la oportunidad de entrevistar cuando hacía campaña por primera vez en 2018, y que si algo le puedo reconocer es que aprendió a soltarse en público, pero nada más.
Entre que el gobernador no la dejaba trabajar, y que su administración estuvo enfocada en mejorar como política y no en hacer políticas para mejorar la capital, no supo capitalizar el proyecto que la arropó y bien podría perder la capital frente a un exalcalde que tampoco ha cambiado mucho el discurso que dio durante su gestión en tiempos morenovallistas.
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La falta de perfiles en la capital es notoria. Desde que el morenovallismo opacó a todo aquel que tuviera intención de brillar y los pocos perfiles que lo hacían se dejaron seducir por el proyecto que hoy ya no existe, son la causa de la falta de foco hacia un estado que estaba en eterna disputa.
Al final, son los mismos de siempre. Los que estuvieron en el PRI, que pasaron al Verde, que se pasaron al PAN o Nueva Alianza y que ahora terminaron en MC, son exactamente las mismas personas, que como plaga, van chapulineando de partido en partido, a ver cuál le ofrece más.
Lo único que podría cambiar el esquema, son estas elecciones, por que de aquí saltarán los perfiles que busquen destituir a Barbosa, un personaje al que poca empatía le tiene el pueblo, y el presidente.
