Cuánta infamia…
Cuánta injusticia…
Cuánto dolor…
No alcanzaríamos a entender este momento que viven los familiares de Blanca Esmeralda Gallardo, una madre buscadora que fue asesinada a balazos en el mismo lugar, Villa Frontera, Puebla, donde desapareció su hija Betzabé el 13 de enero del 2021.
Con este cobarde crimen, suman al menos cuatro las madres buscadoras que han sido asesinadas en México, en la búsqueda de sus hijas e hijos desaparecidos.
Las dejaron solas.
El gobierno, la sociedad, todos las dejaron solas en su lucha por encontrar a sus seres queridos. Todos los que no han atravesado un momento como este fueron (hemos sido) indiferentes ante estas historias.
La primera fue Marisela Escobedo, asesinada a balazos frente el Palacio Municipal de Chihuahua mientras exigía justicia y el esclarecimiento del feminicidio de su hija, Rubí Marisol Frayre Escobedo en diciembre de 2021.
Con el antecedente de la falta de justicia en México, los criminales saben que no les pasará nada si matan a otra, porque las autoridades han sido incapaces de proteger a las víctimas.
Tan solo en este 2022, van tres madres buscadoras acribilladas. Ahí está el caso de Rosario Rodríguez, quien fue privada de la libertad por hombres armados la noche del 30 de agosto, en pleno Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, cuando salía de una iglesia en Sinaloa. Su cuerpo sin vida fue encontrado después.
Esta madre buscaba a su hijo Fernando Ramírez Rodríguez, ‘levantado’ por un grupo armado el 16 de octubre de 2019.
El 21 de julio de este año, se cometió otro crimen. Brenda Jazmín Beltrán, integrante del colectivo Guerreras Buscadoras de Cajeme y quien buscaba a su hermano desde 2018, fue encontrada muerta en un motel de Ciudad Obregón, al sur de Sonora.
Recomendamos: Brindan protección a familia de Blanca Esmeralda y de otra joven desaparecida en Villa Frontera
Ana Luisa Garduño, activista y defensora de derechos humanos es otra víctima. Fue asesinada en enero de este 2022 en el municipio de Temixco, Morelos, mientras se encontraba en su negocio.
Llevaba 10 años en búsqueda de justicia por el asesinato de su hija de 17 años, del que el principal sospechoso es quien fuera su novio.
Todas ellas, en el fondo de su corazón, guardaban la esperanza de que se les hiciera justicia. Ninguna la logró, pues los presuntos responsables siguen libres.
Según un conteo de las Madres Buscadoras, ha encontrado a 672 personas en fosas y con vida a otras 300, a las que han conectado con sus familias en todo el país.
Sugerimos: La lucha de las madres buscadoras: ¿quiénes son y cómo trabajan?
***
En el caso de Blanca Esmeralda, un hijo menor de edad y su nieta quedan en la orfandad, quienes según las autoridades locales, ya tienen protección, misma que se brinda hasta después de este crimen, pues en vida, esta madre buscadora denunció que había sido amenazada en su lucha por encontrar a Betzabé.
Señaló directamente a un presunto narcomenudista de Villa Frontera, en la ciudad de Puebla, de ser el responsable de la desaparición de su hija.
Te puede interesar: Blanca Esmeralda: ¿quién es la madre buscadora asesinada en Villa Frontera, Puebla?
La buscó en las barrancas. Se fue a meter a bares de Tenancingo, Tlaxcala –cuna de la trata de mujeres– sin éxito. Siempre sola, únicamente con el acompañamiento de las integrantes del Colectivo La Voz de los Desaparecidos en Puebla, un grupo que se ha convertido en refugio y fuerza para las madres buscadoras.
“He bajado a las barrancas, he rascado la tierra y mi hija no aparece ni viva ni muerta (…) pero yo no pierdo la esperanza de que ellas dos estén bien, porque Fabi tiene dos hijas y mi hija tiene una (…)”, decía Blanca Esmeralda en entrevistas meses antes de ser asesinada.
Y es que su hija Betzabé andaba con su amiga y vecina Fabiola, cuando las desaparecieron.
Que pronto las encuentren. Sería una forma de honrar la memoria de Blanca Esmeralda, y que sus asesinos sean detenidos.