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Eran cerca de las 15:00 horas cuando tocó el turno de Luz del Carmen Flores, después de hacer fila ocho horas.

 

Llorando saludó, de mano, al gobernador Miguel Barbosa. “Sigo sin empleo”, le dijo, como si estuviera frente a un amigo, contándole sus penas.

 

Una madre soltera, con dos hijos que mantener y que lleva meses buscando un trabajo, sin encontrar, el martes, de hace ocho días, salió decidida de su casa a pedir empleo de manera directa a Barbosa. Lo hizo y lo obtuvo.

 

El gobernador la canalizó con un colaborador y pidió que le buscaran un espacio, porque le urgía.

 

“Hay que ayudarla”, fue la indicación.

 

Los días pasaron y Luz del Carmen no vio que la tomaran en cuenta.

 

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Este martes 13 de agosto volvió a hacer fila afuera de Casa Aguayo, en donde tiene sus oficinas el gobernador, para buscar hablar con él, aprovechando el #MartesCiudadano.

 

El morenista la escuchó. La reconoció de inmediato. Recordó que había dado indicaciones en que se le ayudara. Frente a ella, llamó a Rodrigo Osorio, su Jefe de Oficina y dio un manotazo en la mesa.

 

 

El golpe despertó a quienes, ya con el sol y el hambre de horas de espera, estaban entre dormitando en el patio de Casa Aguayo.

 

 

Varios voltearon a ver hacia la mesa y se preguntaban qué pasaba. Porqué había una mujer llorando.

 

Todos fueron testigos que el gobernador es sensible ante sus problemas y que no le importa exhibir o regañar a sus funcionarios en público para darles soluciones.

 

Y así fue, Luz del Carmen fue enviada en ese momento a la Secretaría del Bienestar, para ser contratada en algún espacio y llevar sustento a sus dos hijos.

 

Al igual que ella, Barbosa escuchó a cada uno de los ciudadanos que llegaron con él, en busca de una solución a sus problemas, sobre todo personales, según sondeó esta reportera a través de varias entrevistas.

 

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Sin duda, Miguel Barbosa está dando muestras de que ha empezado una nueva era, en la que un gobernador casi se convierte en el confidente de un poblador. Que escucha.

 

Los poblanos se habían acostumbrados a ver de lejos a sus gobernantes, a observar desde la calle que no se bajaban de sus helicópteros o de sus camionetas blindadas, para tenderles la mano, o si lo hacían, después se las lavaban con alcohol.

 

Ojalá esta buena intención de anteponer al ciudadano permanezca durante los poco más de cinco años que le restan de mandato.

 

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LA VILLA
Elvia Cruz

Elvia Cruz

Estudió una maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha colaborado en diversos medios locales, nacionales e internacionales como CNN en Español, Grupo Expansión,...