Esta semana se dio a conocer uno de los casos más tristes de lo que va de 2022. Se trata de un hombre que perdió a sus tres hijos en periodo corto de tiempo a causa de una terrible enfermedad que les heredó.
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Los hijos de Régis Feitosa murieron por una enfermedad que heredaron
De acuerdo con el relato de Régis Feitosa, un padre de familia nacido en Brasil, sus tres pequeños murieron en solo cuatro años debido a una enfermedad que se hace llamar síndrome de Li-Fraumeni.
Este raro trastorno aumenta en gran medida el riesgo para desarrollar cualquier tipo de cáncer, situación en la que lastimosamente vivieron en carne propia los hijos que tuvo.
Las palabras que Régis Feitosa ofreció para BBC News Brasil fueron:
“Los resultados demostraron que yo tenía una alteración genética que lamentablemente también se transmitió a mis hijos y que potencia la aparición de cáncer. En cuatro años y medio perdí a todos mis hijos… Soy tan víctima como ellos”.
La primera hija en perder la vida fue Beatriz, de tan solo nueve años. A ella, la diagnosticaron con un raro síndrome, por lo que tuvo que someterse a un trasplante de médula ósea; sin embargo, este tratamiento no funcionó y únicamente pudo mantenerse en vida por un año más.
Más tarde, su hijo Pedro, de diecisiete años, padeció de un cáncer de huesos, situación que se mantuvo hasta los 22 años, cuando aunado a lo anterior se le diagnosticó un cáncer cerebral.
Finalmente, Régis Feitosa contó que la última en morir fue Anna Carolina, quien enfermó de leucemia linfocítica, la cual es otro tipo de cáncer; no obstante, tras muchos tratamientos logró vencer la enfermedad.
Más tarde, el malestar le cobraría factura, pues desarrolló un tumor en la cabeza, algo parecido a lo que vivió su hermano Pedro poco antes de perder la vida.
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Régis Feitosa tiene enfermedades que se relacionan con el cáncer
Tras todo lo vivido, Régis Feitosa confesó que actualmente tiene que lidiar con sus propios tratamientos de salud; sin embargo, no pierde las ganas de vivir y recuerda con cariño lo que le decían sus hijos.
“Hoy mi opinión es que tenemos que vivir intensamente, con la mayor alegría. Mi hijo dijo una frase muy coherente: ‘Nadie puede medir el dolor del otro’. No creo que haya un problema más grande o más pequeño, el hecho es que no podemos medir el dolor del otro”.
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