Cada 27 de julio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, con la finalidad de sensibilizar y concientizar a la población acerca de esta patología que, evidentemente, puede terminar con la vida de las personas si no se detecta a tiempo o si no se tiene el correcto tratamiento.
A pesar de que el Cáncer de Cabeza y Cuello suele ser común en el mundo, pocas son las personas que realmente tienen conocimiento del tema, por lo que en MTP Noticias decidimos contarte lo que sabemos sobre esta lamentable enfermedad.
Origen del día y datos sobre el Cáncer de Cabeza y Cuello
La creación de esta efeméride fue una iniciativa de la International Federation of Head and Neck Oncologic Societies (IFHNOS, por sus siglas en inglés), buscando, a partir de la misma, que la gente acuda a realizarse diagnósticos ante cualquier síntoma que se relacione con la enfermedad.
Y es que, según los expertos, más que los tratamientos y procedimientos que se le hacen a una persona con cáncer, son las acciones preventivas las que realmente pueden hacer la diferencia y pueden determinar la vida o la muerte.
Con respecto al Cáncer de Cabeza y Cuello, este consiste en un grupo de tumores malignos que se localizan en los senos paranasales, faringe, laringe, cavidad oral, lengua y glándulas salivales. Suele ser más frecuente en los hombres que en las mujeres y es el sexto tipo de cáncer más común a nivel mundial.
Se manifiesta mediante la aparición de nódulos que se forman en las superficies húmedas del cuerpo: boca, garganta y nariz, lo que dificulta el normal funcionamiento del organismo, pues se afectan el habla, la deglución y la voz de las personas que lo padecen.
Factores de riesgo y síntomas de este cáncer
Los principales factores de riesgo de esta patología son los siguientes:
- Consumo de tabaco y alcohol.
- Déficit de vitaminas A y C.
- Infecciones previas: Virus de Epstein-Barr, Virus de Papiloma Humano (VPH).
- Higiene bucal inadecuada.
- Irradiación.
En tanto, los síntomas del Cáncer de Cabeza y Cuello pueden ser:
- Dificultad considerable para tragar.
- Sangrado nasal.
- Ahogos frecuentes.
- Inflamación de las encías.
- Aparición de bultos o protuberancias en el cuello.
- Espasmos en los músculos que controlan las cuerdas vocales (disfonías) y cambios abruptos en la voz.
- Úlceras o heridas en la boca que no sanan.