A Fortina la llevaba su madre, doña Luz, desde que estaba en brazos a intercambiar sus frutos y hierbas en el trueque en San Pedro Cholula cada ocho de septiembre, este 2024 la mujer de más de 50 años de edad lleva a su madre de 92 a continuar la tradición.
Madre e hija dejaron Atlixco de madrugada y llegaron poco antes de las 6:00 horas a instalar su puesto en el zócalo cholulteca.
El frío les congela el rostro y las manos, mientras que los vientos las despeinan. Están sentadas sobre botes vacíos de aceite para camiones.
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“No hemos fallado ningún año”, dice doña Luz, una mujer de la tercera edad, que acude contenta a intercambiar sus productos por perecederos o artesanías.
En el piso colocaron un plástico y encima hicieron montoncitos de guayabas, aguacates criollos, limas y membrillos. También intercambian maíz azul y cacahuates.
Es ocho de septiembre de 2024, fecha en la que se celebra la natividad de María y a la virgen de Los Remedios, santa patrona de los cholultecas.
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También se celebra el trueque, una tradición ancestral que tiene más de 10 mil años.
Viajan de Nueva York para ver el trueque de Cholula
Sergio regresó a su natal San Pedro Cholula después de un año de vivir en Nueva York, recuerda que en su adolescencia se salía de clases para ver el trueque en el zócalo.
Este 2024 participó en el intercambio al lado de su esposa Daisy, a quien conoció en territorio estadounidense y que por primera vez trajo a Cholula.
“Yo me la vivía aquí, no estudiaba, bueno estudiaba pero me salía a estar aquí toda la mañana”, recuerda Sergio, quien estudiaba en la preparatoria Sara Maria Basave.
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La pareja de jóvenes, recorrió los puestos. Ella estaba maravillada y él con el sentimiento a flor de piel, pues pasó los últimos años en la sierra y luego en Nueva York.
“Me encanta la cultura, los colores, los olores”, dice Daisy.
Estudiantes y niños participan en el trueque
“¿Cambiamos?”,“¿hacemos intercambio?”, “¿me cambia por una cazuela?”, “¿para qué me alcanza?”, son algunas de las frases que estudiantes y niños le decían a productores y artesanos para intercambiar productos enlatados o semillas por artesanías y frutos.
Muchos niños y adolescentes acudieron con sus familias y otros con sus compañeros, pues en la escuela les pidieron participar en el trueque, una de las fechas más esperadas por los cholultecas.
Después de hacer su primer intercambio, los menores pierden la pena y continúan emocionados.