Ser vecinos de María Hilda Bustillos y/o Lili Bustillos no era sencillo. A quien se le cruzaba en la calle lo amenazaba de muerte, eso llevó a varios habitantes de la colonia Jardines de San Manuel en la ciudad de Puebla a tramitar órdenes de restricción para que esta mujer no se pudiera acercar a ellos.
MTPNoticias hizo un recorrido por calles aledañas a la casa de Lili, donde en el anonimato, vecinos afirmaron que desde hace unos 25 años veían cómo esta mujer ‘esclavizaba’ en su casa a mujeres de la Sierra Norte de Puebla. Con escaleras rescataron a varias víctimas, una de las razones por las que se metieron en problemas con la señora.
Incluso, narraron que Lili, como se hace llamar, colocó una reja metálica sobre el muro principal del domicilio, para que no escaparan sus víctmas.
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Lili fue detenida el 9 de marzo de este 2023 en el estacionamiento del Instituto Oriente, acusada del delito de trata de personas en modalidad de explotación laboral, pero debido a un error en su aprehensión, una juez la dejó libre al día siguiente.
Vecinos de Lili narran que veían mujeres esclavizadas
Los entrevistados, cuyos nombres se reservan porque así lo pidieron, narraron a MTP Noticias que sí fueron testigos de cómo Lili trataba a sus trabajadoras del hogar, hasta que en abril del 2022, uno de ellos ayudó a Tere a escaparse, y fue ella quien la denunció ante la Fiscalía General del Estado (FGE), por lo que se solicitó y se libró una orden de aprehensión en su contra, la cual se cumplimentó el 10 de marzo, pero quedó libre.
En el recorrido que MTP Noticias realizó, constató que la casa está abandonada, por lo que se presume que esta mujer ya escapó.
“Su vida era como muy extravagante, su forma de comportarse, de vestir, o sea era impecable, su vestimenta llamaba mucho la atención, con joyas”, dijo uno de los vecinos.
Otra da cuenta que era “muy conflictiva” a quien se tenían que tratar con “pinzas’, ya que si había algo que no le parecía o se sentía atacada rápidamente comenzaba a pelear y amenazaba con ‘matar’ constantemente, lo que incluso provocó que varios vecinos tramitaran órdenes judiciales de restricción en su contra.
“A Lili la tenías que tratar con pinzitas, tantito había algo que le tocaba de su casa y había problema, o sea explosiva, era una persona con la que no podías hablar normal”, comentó otro vecino.
Aseguram que tenía problemas con varios de la cuadra: desde comerciantes de la zona a quienes les compraba y no les pagaba, talleres a quienes les pedía algún trabajo y también no les pagaba, incluso por su actitud sacaba provecho de situaciones en busca de que todo le fuera dado gratis.
“No me pagaba, no comía y no veía a mi familia”
Despúes de que Lili quedara libre, integrantes de la Red de Formadoras Kualinemilis, que es la Asociación Civil que ha ayudado a las víctimas, se pronunció contra la resolución de la juez Jueza Liszet Del Carmen Fuentes Trueba, pues consideran que no actúo conforme a derecho para hacerle justicia a Tere y a las otras mujeres indígenas que fueron víctimas.
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En el comunicado emitido, dieron cuenta de algunos testimonios contra esta mujer, las cuales han dado las víctimas.
“No me pagaba, no comía y no veía a mi familia” , narró una de ellas que estuvo cinco meses en esclavitud en el año 2017.
La asociación que exije justicia para las víctimas, dio a conocer al menos cinco tetsimonios de mujeres que cayeron en la práctica de Lili, pues presuntamente prometía buenos salarios y con la posibilidad de estudiar para enganchar a jovencitas de la Sierra Norte de Puebla y colocarlas como empleadas domésticas.
“Me llevó a su casa, prometiendo trabajo. Yo tenía mucha necesidad y por eso fui, me dejaba encerrada con llave cuando se iba de vacaciones y no podía comer su comida, nunca me pagó. Intenté suicidarme en dos ocasiones con los productos que usaba para limpiar el baño, el día que huí, una señora que rentaba ahí me ayudó, me salí sin nada, ella me trajo de regreso a mi casa, no pude denunciar porque nadie me iba a creer. En aquel entonces, tenía 15 años y tenía mucho miedo”, dijo otra de las mujeres que estuvo dos meses hace 15 años en esa casa.
Los propios vecinos de Lili narraron que sabían que era de Zacapoaxtla y enganchaba a mujeres necesitadas de la zona pero también de Cuetzalan y Xochitlán con promesas de sueldos de hasta 4 mil 500 pesos con hospedaje, comida y educación.
Las mujeres que se veían interesadas por este trabajo la contactaban y ella las traía a la ciudad, algunas eran acomodadas en casas y las que corrían con poca suerte se quedaban en su casa y se volvían sus esclavas.
Policías ya sabían lo que ocurría en esa casa
De acuerdo con varios vecinos de esta mujer, la policía ya sabía lo que pasaba en esta casa pues ellos mismos denunciaron en varias ocasiones pero poca atención se puso al caso.
“Hace años una de las muchachas estaba descalabrada, estaba con un moretón en el ojo (..) le pregunté, ‘¿qué te pasó?, ¿te pegaron?’, no dice, ‘me caí, fue lo que nos comentó’”, explicó un habitante de la zona.
Hubo otras situaciones como el de una muchacha de la que, creen tenía algún tipo de problema mental, ya que todo el tiempo desnuda en esa casa. Uno de los casos más escandolosos en la colonia fue cuando padres de una joven viajaron a esta casa para pedir que dejaran libre a su hija y como no había voluntad de la “patrona”, pidieron apoyo de policía.
“Alguna otra ocasión vinieron unas patrullas del estado, no dejaban ir a una muchacha (…) en la esquina estaban los papás, no la dejaban salir. Tuvieron que estarle insistiendo para que la dejara salir, no abrían la puerta”, relató un vecino.
Lili regularmente cuando las chicas llegaban a su casa una de las formas en que comenzaba a denigrar y bajar la autoestima era cortándoles sus trenzas. Ahí, según las denucias, obligaba a su hija Andrea a que le ayudara a someterlas para cortarles el cabello.
Además, las castigaba si algo no le gustaba, desde quemarlas con el sartén, pegarles con el martillo, cortarles con una segueta y su preferido: hacerlas dormir en la zotehuela. Ahí, las víctimas para protegerse del sol, frío y lluvia dormían debajo del lavadero.
Muchas de estas mujeres fueron rescatadas por algunos vecinos quienes al verlas en malas condiciones les daban dinero para que se fueran o les ponían escaleras para que se brincaran o ellas mismas lograban trepar a para salir.
Creyeron que su reino había llegado a su fin cuando fue detenida ese 9 de marzo pero al día siguiente, la dejaron ir un hecho que reclama dicha agrupacipon, pues se exije justicia para estas mujeres, en su mayoría, indígenas.
