Los cartelones y las consignas estaban listos. La cita era para las 9:30 horas en el Zócalo de la ciudad de Puebla este sábado 17 de agosto.
“¡Fuerza Abi (…) te vamos a encontrar!”, decía la publicidad con la que días antes, familiares y amigos de Judith Abigail Jiménez habían convocado a través de redes sociales para “unir fuerzas”, con la esperanza de encontrar a la joven –desaparecida el 8 de agosto- con vida.
Horas antes, la tarde noche del viernes, Abi, como la llamaban con cariño, se sumó a la lista de víctimas de feminicidios en Puebla. Su cadáver fue hallado en el paraje conocido como Los Encinos en inmediaciones de la carretera que conduce a Santa Cruz Alpuyeca.
“Si tiene tatuajes, es ella”, dijo la mamá cuando llegó a este punto a identificar el cuerpo. Acompañada por otros familiares, se acercó y pidió ver el cuerpo. Aunque el cadáver ya presentaba un estado avanzado de descomposición, la mamá de Abi la reconoció de inmediato.
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Unas palomas en la muñeca izquierda, una mariposa en la parte alta de la espalda, una corona en la nuca, así como la ropa que ella llevaba el día de su desaparición –una blusa negra y un pantalón estampado tipo militar– fueron la clave para reconocer que se trataba de esta madre que dejó en la orfandad a dos hijos. Una adolescente de 14 años y un bebé de un año.
La esperanza de encontrarla sin vida se terminó y solo una que otras mujeres llegaron al Zócalo con la intensión de acompañar a la familia pero ellos se encuentran en el Semefo en espera de que les entreguen el cuerpo de Abi para enterrarla.
Un sospechoso prófugo
A la misma hora que personal de la Fiscalía General del Estado de Puebla levantaba el cadáver de Judith Abigail, en varias ciudades del país se registraba una marcha contra la violencia de género.
“Nos están matando”, “Ni una más”, retumbaba en las calles mientras algunas de ellas lanzaban brillantina….Puebla no quedó atrás y algunas feministas gritaban estas consignas frente la fiscalía, sin saber que a esa hora, Abi se sumaba a la lista de miles de mujeres asesinadas.
Días antes, el martes, la familia había hecho lo mismo pero frente a casa Aguayo para exigir a las autoridades detener al principal sospechoso: Eduardo, Lalo, un amigo de Judith Abigail que fue el último en verla con vida.
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Y es que el 8 de agosto, Eduardo invitó a Abi a un campo de tiro en San Baltazar Tonja. Ella aceptó y se fue con él. Incluso subió una imagen en sus redes sociales en donde se le observa apuntando.
La familia esperó su regreso, ella avisó que a las 19:00 horas estaría en casa pero eso no ocurrió y la última conexión que tuvo en su celular fue al medio día de ese 8 de agosto.
Fue a las 2:30 de la madrugada del día 9 cuando Eduardo se comunicó con una prima de la joven para “avisar” que habían sufrido un supuesto accidente a la altura del municipio de Tecali de Herrera cuando venían de regreso.
Los familiares ubicaron a Eduardo en el hospital Betania y él a duras penas y logró contar que Abi venía manejando y que en el camino un auto se les cerró y que al volcar, unos hombres se bajaron y se llevaron a Judith Abigail.
La denuncia se presentó por privación ilegal de la libertad y aunque la familia de la joven señaló a Eduardo como principal sospecho y rogó asegurarlo para que no escapara, la fiscalía omitió la versión y ahora se desconoce el paradero del último hombre que vio a la joven.
En un comunicado de prensa, la fiscalía ahora sí indicó que “la Institución procederá contra quien resulte responsable. La víctima fue identificada por familiares y adicionalmente la Fiscalía realiza las pruebas periciales de Ley debido al grado de descomposición que presenta el cuerpo”.
Es la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto (FISDAI) la que lleva el caso de este otro feminicidio en un estado en donde existe una Alerta de Violencia de Género en 50 de sus municipios pero que los asesinatos dolosos contra las mujeres no paran.