El ex gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, está con un pie fuera de la cárcel, luego de que un Tribunal de Quintana Roo diera un revés al caso de Lydia Cacho; al otorgar un amparo a Kamel Nacif Borge, liberándolo de toda responsabilidad por el delito de tortura en contra de la periodista.
En conferencia de prensa la organización Artículo 19, la abogada Araceli Andrade y Lydia Cacho, acusaron que se trata de un golpe al caso y podría abrir la puerta para que el exgobernador (actualmente preso en Cancún) sea liberado.
La abogada de la periodista explicó que el pasado 15 de julio, el Tercer Tribunal Colegiado en el Estado de Quintana Roo otorgó un amparo a Nacif Borge.
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Aseguró que con esa nueva sentencia, la autoridad judicial señaló que los hechos ocurridos los días 16 y 17 de diciembre de 2005 -cuando Lydia fue detenida y torturada- no tuvieron relación con la publicación de su libro “Los Demonios del Edén”.
Lydia Cacho consideró que hay “alguien” dentro del poder político, dentro de la Fiscalía General de la República y del Poder Judicial de la Federación, que opera para encubrir la trata de personas en México, donde Marín y Kamel están involucrados.
Ventiló que el amparo fue a favor de Kamel Nacif, con el voto de Selina Ahidé Avante Juárez, magistrada ponente del asunto, y Graciela Bonilla González, secretaria de tribunal en funciones de magistrada. Siendo el único que votó en contra el magistrado Jorge Mercado Mejía.
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Las magistradas consideraron que no hay prueba fehaciente sobre la existencia de una orden para torturar a la periodista por publicar el libro mencionado.
Además consideraron que en el delito de tortura solo hay dos responsables, es decir dos policías que detuvieron a Cacho. Incluso, consideraron poco relevante que automóviles propiedad de Nacif acompañaran de forma ilegal a los policías judiciales durante el traslado de Cacho en el trayecto de Puebla-Cancún-Puebla.
La periodista, su defensora y Artículo 19, pidieron una investigación pronta, imparcial, independiente y eficaz sobre los presuntos actos de corrupción acontecidos en el seno del Poder Judicial de la Federación.
Hay que recordar que en abril pasado, el Segundo Tribunal Unitario de Quintana Roo le había negado el amparo a Kamel Nacif; por lo que este interpuso el recurso de revisión, que finalmente resolvió el Tercer Tribunal Colegiado de Quintana Roo, el pasado 15 de julio, donde lo libera de toda responsabilidad.
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Kamel Nacif Borge es uno de los implicados en el caso Lydia Cacho, quien fue detenida y torturada en 2005, tras publicar su libro “Los Demonios del Edén: el poder detrás de la pornografía infantil”.
Fue trasladada de Cancún Quintana Roo a Puebla, en un vehículo propiedad del empresario de la industria textil. La periodista denunció que fue torturada por órdenes del empresario Kamel Nacif al gobierno de Mario Marín.
En su libro, Lydia Cacho documentó una trama de pornografía y prostitución infantil operada por Kamel Nacif y otros personajes.
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En julio del 2020, la Fiscalía General de la República (FGR), inició ante el gobierno de Líbano los trámites para extraditar al empresario Nacif Borge, contra quien el 11 de abril de 2019, el Primer Tribunal Unitario de Quintana Roo libró una orden de aprehensión.
El empresario fue detenido en octubre en Líbano, su país de origen y en mayo pasado fue liberado tras pagar una fianza.
El pasado tres de febrero, el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, fue detenido en Acapulco, Guerrero y fue trasladado al penal de Cancún por el delito de tortura contra la periodista.
El pasado 27 de julio el Juzgado Tercero de Distrito en Quintana Roo notificó a la defensa legal de la periodista que le negó el amparo a Mario Marín, contra el auto de formal prisión que le fue dictado el 10 de febrero de 2021 por su probable responsabilidad en el delito de tortura.
También se le negó el amparo contra la solicitud que realizó para llevar su proceso bajo libertad. Y aunque la periodista y su defensa consideran que estas sentencias son un paso a favor de la búsqueda de justicia, al final se encaminan hacia la impunidad.
Por Alfredo Ramírez