Toda manifestación es legítima, y más cuando se trata de exigir el respeto a los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, a no ser violentadas, acosadas, asesinadas, violadas… a exigir justicia por las que ya no están, por las desaparecidas…
El problema es cuando se entrometen intereses externos. Cuando se politiza, cuando se está en espera de ver arder, utilizando un tema tan sensible y polémico como lo es la despenalización del aborto. Lo peor es que para ello, se está utilizando a las propias mujeres.
A un paso de la elección del 2021, en la que están en juego 217 presidencias municipales, diputaciones locales y federales, nada de lo que ocurra de ahora en adelante es casualidad, tiene un fin político.
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Es lo que ocurre con la toma del Congreso local, en donde desde la noche del martes 24 de noviembre, unas encapuchadas lo tienen sitiado. Si bien su pliego petitorio tiene razón de ser, es solo un pretexto del rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza Ortiz para comenzar a polarizar al Estado, ante las investigaciones que existen en su contra por presuntos desvíos de recursos, dinero de la máxima casa de estudios.
Lo único que se ha solicitado a las mujeres que, con la ayuda de la diputada local, Estefanía Rodríguez Sandoval, se adueñaron del inmueble, es que entablen diálogo con la cara descubierta pero se han negado, ¿a qué le tienen miedo si alegan que se trata de una toma pacífica?
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¿Es necesario estar encapuchada todo el tiempo?, ¿no sería más legítimo dar la cara, con la frente en alto sino se persigue un fin perverso?
Es como si una persona con pasamontañas llegara a tu casa exigiendo hablar contigo ¿a poco no le pedirías que se identificara? No por otra cosa, sino para al menos saber con quién o quiénes se está hablando.
Se sabe que el grupo radical está conformado por algunas estudiantes y exuniversitarios de la BUAP, quienes para despistar, también tomaron Radio BUAP, pero cuentan los que saben, que quien está financiando este plantón en el Congreso es la propia Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
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De paso, está la presidenta municipal, Claudia Rivera Vivanco, quien cree que aún es activista y no autoridad, como si la ciudad no requiriera de obra pública, seguridad y demás… Está muy bien que la alcaldesa se identifique, que coincida en todas peticiones, pero hoy por hoy es gobierno y no una ciudadana común.
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Hay que enfatizar que no todas las mujeres que participan en este plantón están enteradas o sospechan de los intereses que hay detrás, de quienes están dispuestos a financiar el plantón el tiempo que sea necesario con tal de desviar temas coyunturales como la ola de investigaciones y detenciones realizadas por el gobierno estatal contra quienes le han robado al erario público.
También está el interés de dejar en mal a Gabriel Biestro, candidateable para la presidencia de la capital poblana, como un diputado que se niega al diálogos, aunque en las formas está el fondo… al tiempo.
