Tras la presunta detención de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, circuló en redes sociales su foto, la cual mostraba cómo portaba un amuleto del Santo Niño de Atocha, una imagen religiosa de origen español.
De acuerdo a su historia, el santo es venerado en Zacatecas, Chiapas, Aguascalientes y San Luis Potosí donde existen hermosas iglesias erigidas en su honor.
En todos estos lugares, la imagen es representada según la tradición española con un sombrero de ala y capa de peregrino; lleva también un bastón, un recipiente para agua y una cesta para el pan.
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El atuendo responde a una tradición oral nacida en Atocha, España, en la época en que los moros invadieron y tomaron a muchos cristianos como prisioneros. Los conquistadores prohibieron a todas las personas, salvo a los niños, entrar a la prisión. Ni siquiera los sacerdotes podían ingresar para consolar a los enfermos y moribundos, quienes carecían de comida y agua.
Se cuenta que los prisioneros oraban intensamente por alivio, cuando entró un niño quien, tras bendecirlos, les dio del agua y del pan que llevaba; los prisioneros, comieron y bebieron hasta quedar satisfechos, y al final, para sorpresa de todos, se percataron de que la canasta y el recipiente del niño seguían llenos a rebosar.
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La llegada de esta imagen a México tiene distintas versiones: Por un lado, se cuenta que el Marqués de San Miguel de Aguayo de España regaló a la Iglesia zacatecana de Plateros una imagen de la Virgen de Atocha, y a partir de entonces los fieles comenzaron a venerar al Santo Niño, que aparecía en los brazos de su Madre.
Otra versión asegura que la estatua fue encontrada por unos mineros dentro de una peculiar pieza de hierro. De esta gran pieza –se dice– extrajeron una pieza menor, en la que, después de limpiarla y pulirla, descubrieron la imagen del Niño Jesús; posteriormente, donaron esta imagen a la Iglesia de Nuestra Señora de Atocha, en Plateros, de manera que el nombre “Atocha” se aplicó también a la imagen del Niño.
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Una forma de honrar a este santo es llevar zapatitos para niños, lo cual parte de la leyenda de que el Niño se desgastaba los zapatos en visitas nocturnas que hacía a la prisión.
Pablo Escobar y Rocardo Monreal, fieles al niño
Incluso, Mario Vargas Llosa sostiene, en un artículo de opinión en un periódico argentino, que Pablo Escobar, “era católico practicante y muy devoto del Santo Niño de Atocha”, como prueba a su devoción, en Medellín en el conocido barrio Pablo Escobar, se encuentra un altar dedicado tanto al narcotraficante colombiano como al Santo Niño de Atocha, su devoción fue heredada por su madre, doña Hermilda, quien le pidió al santo que le salvara la vida en un atentado.
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Uno de los seguidores que se suma al santo, es el senador de Morena Ricardo Monreal ya que en varias ocasiones ha demostrado su devoción al Santo Niño. “Dios es grande, y el Santo Niño de Atocha, también”, dijo en alguna ocasión, también con su familia asiste a misa en el santuario o participa en peregrinaciones.
Crédito: El Sol de Puebla