“Fue una experiencia que no se la deseo a nadie. Es muy fuerte pedir auxilio y que las personas solo te vean”, expresó Beberly Vega tras recuperar su libertad luego de estar presa una semana en el penal de San Pedro Cholula, acusada de lesionar a un conductor de Uber, de quién se defendió de un ataque sexual.
La joven estudiante de Tierra Blanca, Veracruz, contó que le frustró ver que cómo la gente era testigo de que el conductor la atacaba y ella pedía a gritos de ayuda, pero nadie hizo nada por defenderla.
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El pasado viernes 21 de enero tras salir de trabajar abordó un taxi ejecutivo Uber, cuyo conductor de nombre Bende, la atacó en el municipio de Cuautlancingo. Él le hirió la mano, ella se defendió provocándole lesiones menores en el rostro y al tratar de escapar, fue alcanzada y sometida en el piso.
El hombre llamó a los policías de Filomeno Sarmiento y éstos no dejaron hablar a la joven y la llevaron presa. Fue hasta la segunda audiencia que se celebró el pasado viernes 28 de enero cuando alcanzó su libertad luego de que la juez reconociera que actuó en legítima defensa.
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En una entrevista que ofreció a medios de comunicación, Beberly pidió a todas las mujeres, que, si se encuentran en una situación de peligro o alguien las esté maltratando o acosando, que luchen y “rompan” lo que tengan que romper, con tal de defenderse.
“En el momento que me encontraba fueron horribles, no se lo deseo a ninguna mujer, que por tratar de defenderse tenga que pasar por ese proceso y que el agresor te esté culpando. Me siento aliviada de poder estar con mi familia. Fueron muchas horas de angustia”, narró.
Sobre el proceso legal que aún continúa contra el conductor de Uber, ella dijo que por cuestiones legales no debe hablar del tema.
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Agradeció el apoyo que tuvo de otras reclusas del penal, pues aseguró que le ofrecieron comida, agua e incluso ayuda para comunicarse con su familia. Consideró que su estancia fue llevadera en ese lugar, sin embargo, vivió la angustia de que el agresor la acusara a ella.
“Me ofrecieron su mano, sentí confianza plena en ese lugar, son un amor de personas. Me ofrecieron agua, comida, poder llamarle a mi familia. Me dijeron, todas nos sentimos como tú, así que te ofrecemos nuestra mano nuestro apoyo y confianza. En esos seis días que me tuvieron en el penal me trataron con mucho amor y se los agradezco”, abundó.
Consideró que el apoyo de los colectivos feministas de ambas entidades y de su escuela, tanto como en Tierra Blanca colectivos feministas como en Puebla, así como de la comunidad estudiantil, fue determinante para que se hiciera presión y lograra su libertad.
Por Luisa Tirzo / @LuisaTirzo
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