Miembros de la comunidad universitaria del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente (CCH Oriente) revelaron que junto a su institución operaba un campo de prácticas de tiro de la Secretaría de Marina (Semar).
Según testimonios recabados por Notimex, hasta hace algunos meses se escuchaban detonaciones de arma de fuego en horarios de clase.
El pasado 29 de abril, la estudiante Aideé Mendoza fue asesinada cuando tomaba clases en el edificio “P” del CCH Oriente. Hasta el momento, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) aún no determina las causas del deceso.
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La principal teoría surgida a partir de las primeras indagatorias sostiene que la alumna falleció a causa del impacto de una bala perdida.
La procuradora capitalina Ernestina Godoy informó el pasado 4 de mayo que en la azotea del edificio donde murió Aideé se encontraron varios “casquillos y ojivas de distintos calibres, entre ellos de nueve milímetros”.
Por su parte, la Semar no se ha pronunciado de manera oficial, ante lo que Godoy reportó haber tenido contacto con la Secretaría de Marina.
“El jefe de la Policía de Investigación habló con ellos y ellos no tienen ese tipo de arma que pudiera disparar este calibre”.
¿Qué dice la comunidad universitaria?
Los testimonios recabados por la agencia Notimex incluyen a profesores, exalumnos y alumnos del plantel que imparte clases de nivel medio superior.
Un profesor del CCH Oriente informó que se ordenó a todo el personal no declarar, ni comentar nada respecto al caso hasta que concluyan las investigaciones.
“Las instalaciones de la Marina, todo el tiempo, desde que yo tengo conocimiento, por lo menos desde hace 30 años, han hecho prácticas de tiro. Yo estudie aquí y antes, cuando no había tantos edificios construidos, se podía observar el campo de tiro que estaba paralelo al CCH, junto a los campos de futbol”.
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El exalumno Reynaldo Ortiz, que acudió al plantel entre 1986 a 1989, confirmó que desde hace años funcionaba un campo de tiro de la Semar junto a las instalaciones estudiantiles.
“De hecho el campo de tiro estaba o aún está junto a los campos de futbol del CCH. Sólo una barda de piedra de menos de dos metros nos separaba, cuando jugábamos oíamos los disparos”.
María Hernández, alumna que actualmente cursa el sexto semestre, dijo que por las mañanas y desde las canchas deportivas del CCH se escuchaban las detonaciones.
“No se ve nada porque hay una barda y un terreno baldío que nos separa, pero es evidente que alguien practicaba con armas de fuego“.
El profesor, quien pidió el anonimato, explicó que el hecho de que la Procuraduría haya encontrado diferentes balas percutidas en el edificio significa que no es la primera vez que se escapan tiros cerca de ahí.
Foto: Twitter @c4jimenez
Con información de Radio Fórmula y Reporte Índigo