Natalia de 10 años de edad dejó de jugar con sus muñecas, comenzó a aislarse, se mostraba desanimada y más rebelde que de costumbre; al inicio, sus padres atribuyeron sus cambios a que estaba entrando en la adolescencia, sin embargo, días después la madre descubrió en el spam de su celular la fotografía de un hombre robusto mostrando el pene y con el rostro difuminado.
La pequeña fue víctima de Grooming y por casi un mes calló el infierno que vivió, pues se sentía culpable de haber ingresado a una página en internet (Omegle) de la cual supo a través del TikTok.
De acuerdo con la Guía de Sensibilización de Convivencia Digital de la Unicef, se le denomina Grooming al acoso sexual que comete un adulto contra un niño o niña mediante las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Los perpetradores de este delito suelen generar un perfil falso en una red social, sala de chat, foro, videojuego u otro, donde se hacen pasar por un chico o una chica y entablan una relación de amistad y confianza.
Este acoso inicia con pedirle una foto o video con contenido sexual a los menores y al conseguir el material, pueden desaparecer o chantajear a sus víctimas con difundirlo, para conseguir más material.
Irene, la madre de Natalia narró a MTPNoticias, que ella y su esposo se culpaban uno al otro por lo que vivió la menor. El hombre la acusaba de no estar al pendiente de su hija, ella le reprochaba que le permitiera usar celular además de la tableta en clase.
El Grooming ocurrió en casa, mientras la pequeña supuestamente tomaba clases en línea en el mes de septiembre del 2020, pues era el único horario en el que sus padres le permitían usar celular y aparatos electrónicos, al mismo tiempo, para cumplir con sus tareas.
La mujer pensó en dejar de trabajar para poder estar al cien por ciento al pendiente de la pequeña. Fueron varias semanas de diálogo con la menor para que les dijera qué había ocurrido.
Se frustraron pensando en que mientras a su hija la acosaba un pedófilo, ellos estaban cocinando, lavando ropa, trabajando en casa o viendo televisión. Solo una puerta los separaba de su hija siendo acosada sexualmente en línea.
Las versiones que dio Natalia a sus padres, fueron distintas. Después de varios días, les reveló que en TikTok supo de Omegle, un chat en el que quería ingresar para tener novio y al hacerlo, se contactó con quien aparentaba ser un niño de 12 años, quien le pidió que le mostrara sus “hermosas tetitas”.
Ella contestó que no y el sujeto, enseguida le mandó una foto de su miembro y le exigió a ella que le mandara una donde estuviera desnuda. La presionó diciéndole que contactaría a sus padres y les diría que se ofrecía en las redes.
Natalia le mandó una foto semidesnuda y el hombre le escribió una serie de vulgaridades y le exigía más material. Ella se asustó más, borró el chat, las fotografías y se desconectó. Sin embargo, las imágenes se quedaron en el spam.
Este delito quedó en la impunidad, pues por temor a que las autoridades re victimizaran a su hija, no denunciaron. Aunque consideran que llevaban una buena relación con su hija y trataron de manejar el tema con calma, la menor no ha podido hablar bien del tema y cuando le preguntan llora.
No acudieron a un psicólogo, porque tampoco querían someterla a cuestionamientos ni a mayor estrés, además del miedo a salir de casa por la pandemia de la Covid-19.
Eduardo jugaba Free Fire, cuando fue acosado sexualmente
Mientras Orlando y Juan jugaban Free Fire acostados en el sillón de su sala en el horario en el que debían tomar clases virtuales; a su hermano de 8 años de edad, dos hombres y una mujer lo acosaban sexualmente a través de mensajes y videollamadas.
Fueron las lágrimas del menor, lo que alertó a los pequeños de 10 y 15 años de edad, de que algo no estaba bien. Pese a que le insistieron en que les dijera qué ocurría, el menor guardó silencio y después de unos minutos le llamó a su madre -una vendedora de comida- para que fuera a casa porque estaba asustado.
Ana María narró a MTPNoticias, que su hijo le contó que recibió una video llamada en WhatsApp de un número desconocido y al aceptarla, vio a una pareja de hombres desnudos sosteniendo un encuentro sexual.
De inmediato colgó y enseguida comenzó a recibir mensajes de audio de una mujer amenazándolo con palabras altisonantes y obscenas para que les tomara una nueva videollamada.
“No tengo nada contra los homosexuales, pero esto que hicieron es una porquería, son unos malditos enfermos. Arruinaron la inocencia de mi niño, quisiera tenerlos enfrente para cortarles los huevos”, expresó.
Por miedo a que sus padres lo reprendieran y lo responsabilizaran, el menor borró los mensajes y los audios que le mandaron. Solo quedó el registro del número del cual le llamaron y hasta ahora sus padres no han decidido a quién o dónde recurrir.
La mujer de poco más de 30 años de edad confió a este medio el trauma por el que pasó su hijo, pues quiere alertar a más padres de familia para evitar que otros niños sean víctimas de pedófilos.
Los hechos ocurrieron la última semana de clases virtuales, sin embargo, a la fecha no sabe cómo es que obtuvieron el número de su hijo, pues asegura que el menor le dijo que solo entra a TikTok y al Free Fire, y no ha intercambiado sus datos con nadie.
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Delitos informáticos de abuso sexual infantil crecieron de manera alarmante durante la pandemia
En una entrevista con la columnista de MTPNoticias, Keren Reyes; el experto en cibercrimen, ciberdelitos y ciberseguridad, Víctor Hugo Porquillo, reveló que en toda América los delitos informáticos de abuso sexual infantil crecieron de manera alarmante durante la pandemia de la Covid-19.
El motivo fue que las clases tuvieron que realizarse a distancia y los menores alcanzaron mayor acceso a las redes, sin límite de con quien y dónde conectarse. Además los delincuentes mutaron sus actividades a ese ámbito.
Comentó que el problema que enfrentan las autoridades judiciales, es que no tienen capacitación contra los ciberdelitos que afectan la integridad sexual de los menores.
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“Debe haber políticas públicas para concientizar a los adultos para que controlen la actividad de los menores en las redes. Si se capacita se puede evitar que la integridad sexual de los menores sea afectada dentro de las redes. Lo principal para luchar contra este flagelo es la capacitación de los operadores del sistema judicial, para que sepan investigar en entornos digitales este tipo de conductas”, destacó.
Los delitos cibernéticos pueden ser denunciados ante la Policía Cibernética de la Comisión Nacional de Seguridad, al número 088 que opera las 24 horas los 365 días del año. También se puede denunciar a través de Twitter en la cuenta @CEAC_CNS o al correo [email protected] y desde la aplicación PF Móvil disponible en todas las plataformas de celular.
