Ángel Ignacio, trabajador de la armadora alemana Volkswagen, fue sepultado con trascabo la tarde del sábado en el panteón de la junta auxiliar de San Francisco Ocotlán, Coronango, luego de perder la vida el pasado 3 de abril.
Ángel Ignacio fue sepultado de una manera poco usual en una localidad donde la costumbre es que los pobladores lo velan, le organizan una misa y su ataúd lo cargan en brazos hasta el cementerio.
Su muerte no ha sido esclarecida, debido a que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no ha entregado información al Gobierno del Estado de Puebla y a la empresa Volkswagen, luego de que el fin de semana se difundió un acta de defunción que informaba que su muerte fue a consecuencia de “neumonía por Coronavirus”.
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Sin embargo, los allegados a la víctima insisten que el hombre, de 39 años de edad, no murió por Coronavirus, sino de “neumonía atípica”. Se negaron a brindar mayor información al respecto y pidieron respeto a la persona y su familia.
Testigos confiaron que la tarde del sábado cuando daban cristiana sepultura a un señor de nombre Pedro -quien murió de causas naturales por su avanzada edad- vieron llegar al panteón al padre y los hermanos de Ángel Ignacio acompañados de una camioneta que no saben si era del IMSS, de la funeraria o del Semefo.
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“En el panteón estaba una máquina, en eso llegan los del finadito y bajan el papá, el hermano y la hermana. Del carro sacaron al finadito y lo echaron rápido al hoyo. Luego la máquina comenzó a tapar el hoyo y se fueron. No hicieron misa, no hicieron velorio y pues dicen que no tenía eso del virus”, relató uno de los sondeados.
Sobre la tumba de Ángel Ignacio fue colocada una corona de flores y no hubo rezos, porque todos se retiraron de inmediato. Su esposa está hospitalizada por el mismo padecimiento, de acuerdo a reportes de las autoridades.
Por Alfredo Ramírez
