“Maldito perro”, “ratero”, le gritaron en el Hotel MM la tarde de ese 3 de julio del 2018, dos días después de las votaciones.
Entre los operadores de Miguel Barbosa Huerta que lo encararon en esa ocasión y le arrebataron documentos que a la postre resultaron ser actas de escrutinio, estuvo el hoy coordinador de logística de la segunda campaña del candidato de Juntos Haremos Historia, Erick Cotoñeto.
Se trata de Omar Blancarte, un funcionario de la Secretaría General de Gobierno (SGG) que igual le ha servido al PRI como al morenovallismo siendo un operador político. Un experimentado mapache electoral.
Con la muerte de los exgobernadores panistas, Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, Blancarte quedó desprotegido políticamente, por lo que decidió buscar al puntero en las encuestas, Miguel Barbosa para cuidarle las casillas en la elección del 2 de junio próximo.
Sí, ofreció el mismo servicio que le prestó a Martha Erika en la elección del año pasado, cuando ayudó a cometer ese fraude electoral contra el propio Barbosa.
¿Ya le habrá confesado al candidato que ese 3 de julio Alonso sí se encontraba en el baño del MM?, ¿ya le habrá dado detalles a Barbosa sobre la operación que se emprendió ese 1 de julio para robarle votos?
Por lo pronto, ya forma parte de los cuartos de guerra desde donde se define la estrategia electoral del 2 de junio.
¿Con eso le perdonará Miguel Barbosa la mapachería de la elección del 2018?
Ver para creer.
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Desde que terminó el conflicto interno por la candidatura al gobierno de Puebla en Morena, quien anda que no lo calienta el sol es Enrique Cárdenas.
Con pocas preguntas entorno a las incongruencias que han salido a relucir en su campaña se ha desquiciado, contestando con desplantes a los reporteros que hacen su trabajo.
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Si así se desespera y se enoja con unas preguntas, ¿qué pasaría cuando los poblanos le exijan cuentas claras y servicios si llegara a ganar la elección?
Serénese profesor.
