Nunca antes la ciudad de Puebla había estado de cabeza o como coloquialmente se dice ‘patas pa’arriba’, al cierre de una administración municipal, como sucede en la recta final del gobierno de Claudia Rivera.
La capital de Puebla es un retrato de abandono, donde en tres años nadie movió un dedo por mejorar esta gran ciudad.
Quien opine lo contrario que diga al menos una cosa que haya hecho bien este gobierno municipal, solo una.
Las comparaciones son tan odiosas, pero los anteriores gobiernos se les recuerda por algo, por obras o acciones que en su momento fueron funcionales, muy polémicas, pero lo hicieron.
Recordemos tan solo en las últimas dos décadas algo de los exalcaldes:
- El panista Luis Paredes (2002-2005) construyó el Distribuidor Vial Juárez Serdán en medio de confrontaciones con el exgobernador priista Melquiades Morales.
- El priista Enrique Doger (2005-2008) edificó el Puente 475 para conectar el Circuito Juan Pablo II con la Vía Atlixcáyotl, aunque esta obra duró solo 10 años porque los morenovallistas la demolieron para erigir el Puente 485.
- La priista Blanca Alcalá (2008-2011) retiró a más de mil ambulantes que invadían el Centro Histórico de Puebla, a un grupo los reubicó en casonas que adaptó como mercados en la 8 Poniente esquina con 13 Norte y en la 11 Norte esquina con 18 Poniente; a pesar de que no recibió el respaldo del exgobernador priista Mario Marín.
- El panista Eduardo Rivera (2011-2014) construyó las mil calles, aunque los críticos, incluidos los de su propio partido, afirmaron que no fueron más de 300.
- Los panistas Antonio Gali y Luis Banck (2014-2018) modificaron una parte del cerro de Amalucan, para convertirla en ‘playas Amalucan’, al que asistieron miles de personas, pero que pronto acabó destrozado este sitio debido a las obras de mala calidad.
- La morenista Claudia Rivera (2018-2021) ¿Qué hizo? ¿Por qué la recordarán los poblanos?
Las calles del Centro Histórico están plagadas de ambulantes, hoy más que nunca, cada vez es complicado caminar y circular en auto.
La prostitución está invadiendo el primer cuadro de la ciudad, ya está a dos calles del zócalo. Las sexoservidoras trabajan libremente en la 4 Poniente y 3 Norte como si fuera zona de tolerancia.
Puebla es una ciudad “cochina”, los botes de basura llenos, las calles sucias.
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Las calles parecen selvas, nadie poda camellones ni jardines, no hay mantenimiento a parques.
La inseguridad está peor que nunca, todos los días hay muertos y asaltos. Tan solo este 10 de agosto se reportó el asesinato de dos hombres en Santo Tomás Chautla.
Obras no hay por ningún lado, las calles están llenas de baches, incluso las vialidades principales.
La corrupción se desató en este gobierno, claro ejemplo fue la licitación millonaria para favorecer a la empresa Atelier Geometrique, que resultó ser fantasma porque no existen oficinas en sus domicilios fiscales.
La ambición por perpetrarse en el poder, por soñar con un proyecto político a 12 años, distrajo a la presidenta Claudia Rivera.
No se concentró en los tres años por los que fue electa. Se dejó llevar con la falsa idea que podía ser alcaldesa tres años más (de 2021 a 2024) y después gobernadora de (2024 a 2030).
La ambición distrajo el objetivo de mejorar la ciudad de Puebla y la derrota fue contundente. Ahora los poblanos son quienes padecen las consecuencias de una urbe que se encuentra ‘patas pa’árriba’.