Cada que Gaby Bonilla habla de “sus niños”, como llama a los menores bajo el resguardo del Sistema Estatal DIF (SEDIF), lo hace con gran entusiasmo y como si fuera la mamá de todos, se preocupa qué será de ellos sino encuentran una familia o cuando cumplan mayoría de edad y tengan que dejar la Casa del Adolescente.
Quizá es la presidenta honoraria que más activa se le ha visto. Incluso quienes trabajaron con Martha Erika Alonso (2011-2017) o la vieron trabajar desde esta misma posición, han comparado que el ritmo de Gaby es mayor, y eso que la fallecida panista, hasta llegó a adoptar a un par de menores que por alguna razón terminaron bajo el cuidado del Estado.
El trabajo que la esposa del gobernador Sergio Salomón ha realizado es evidente, no solo porque ha hecho a los trabajadores de los medios de comunicación testigos de la labor que lleva a cabo, sino que esto se puede constatar platicando con los beneficiarios; viendo las obras.
Solo un ejemplo: en menos de dos años, hizo posible la construcción de una nueva Casa del Adolescente en Cuautlancingo, en donde las y los jovencitos tienen espacios de esparcimiento, salones de clases, áreas para hacer ejercicio, comedores dignos, cuartos y camas donde realmente puedan descansar —dentro de lo que cabe—.
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En un recorrido en la antigua Casa del Adolescente que se ubica en San Bernardino Tlaxcalancingo, San Andrés Cholula, para explicar otro de sus proyectos estrellas: convertir este espacio en centro de talleres para estos menores.
¿El fin?, que aprendan un oficio que los prepare a la vida, pero también, para quienes quieran, habrá clases de ballet, entre otras opciones.
En ese recorrido el ocho de julio pasado, esta reportera pudo observar que no es mito que en esa casa había una celda de castigo para las y los adolescentes que se “portaban mal”.
En uno de los rincones, una puerta gris con doble candado que adentro tenía una celda, sí, con una jaula y todo, donde metían a los menores “rebeldes”.
Presidentas se fueron y llegaron al SEDIF pero ninguna intentó acabar con ese trato indigno para los menores, quienes de por sí vienen de círculos de violencia. Total, estaban de paso y ni eran sus hijos o familiares.
Gaby Bonilla fue quien enterró ese espacio. Cuando se enteró de su existencia —cuentan— se indignó y cambió el personal con el fin de que a partir de ese momento, a los adolescentes se les tratara como si fueran sus propios hijos.
Sí enseñarles a ser disciplinados como tender sus camas, levantar sus platos, entre otras tareas, pero NO dejarlos sin comer y encerarlos bajo candado como si fueran peor que delincuentes.
El plan para este espacio —según escuché ese día de lo que la propia Gaby le contó al arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinoza— es convertirlo en una biblioteca.
¿Ven las diferencias?, de ahí la importancia de quién llega a presidir este cargo que, aunque es honorario, es sumamente relevante lo que se haga por las niñas, niños y adolescentes que llegan a estas casas.
Así podríamos enlistar cada una de las acciones que se han realizado desde el SEDIF desde el 15 de diciembre de 2022 a la fecha.
Ahí están los ocho departamentos en los que se acoge a quienes egresan y que no tienen a dónde ir ni a quién recurrir.
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Aquí viven mientras agarran vuelo para enfrentarse a la vida adulta.
Vaya que Gaby Bonilla deja la vara muy alta a la señora Cecilia Arellano y a su equipo de trabajo que será dirigido a partir del 14 de diciembre próximo por el exdiputado federal, Atanacio Luna.
Ya daremos cuenta si el ritmo y el amor a las acciones en el DIF Puebla se logra igualar o mejorar…
Mientras, en los municipios ya le lloran a Gaby Bonilla quien ya realiza una gira del adiós para agradecer a la vida esta oportunidad que tuvo para cambiar vidas desde el servicio público.