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“Ya no tengo ganas de enseñarles, ya me harté, de veras” dijo profesor y renuncia

El profesor peruano Juan Francisco Baldeón no es un primerizo en las aulas: ha dado clases de Derecho durante 17 años. Tampoco le es desconocida la enseñanza en línea, pues desde hace tres años ya daba clases en plataformas digitales similares a Zoom.

 

Pero reconoce que el mes pasado llegó a un nivel de frustración del que no tenía precedentes. Lo llevó a anunciarle a sus alumnos que renunciaría a dar la clase que les impartía en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV) peruana.

 

“Ya no tengo ganas de enseñarles, ya me harté, de veras”, les dijo enérgicamente a los estudiantes a través de Zoom.

 

“Van a decir ‘es que el profesor no me enseñó nada’. Y no es que no te haya enseñado nada, es que tú no leíste (…) Estoy viendo la posibilidad de renunciar y me largo”, expresó.

 

Episodios como el vivido por Baldeón están surgiendo en otras partes del mundo y muestran las dificultades que están enfrentando los profesores con la enseñanza en línea a la que muchas escuelas han recurrido por la pandemia de Covid-19.

 

Como en algunos casos, un video de lo ocurrido en la clase de Baldeón se hizo viral en las redes sociales y decenas de medios de América Latina replicaron la renuncia en directo del profesor.

 

“Esto sobrepasó mis límites respecto a decirles ya basta”, explica el docente a BBC Mundo.

 

Luego de un diálogo con las autoridades universitarias, la UNFV confirmó que el maestro continuará impartiendo sus clases de derecho minero.

 

Pero Baldeón explica algunos de los retos que están enfrentando los profesores al impartir clases en línea y que llegan a generar situaciones de frustraciones como la que vivió el mes pasado.

 

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1. Desconexión con el alumno

 

Perú, el tercer país más golpeado por la pandemia de Covid-19, estuvo en “aislamiento social obligatorio” desde abril y hasta finales de octubre, lo que ha llevado a las escuelas públicas y privadas a ofrecer sus cursos a través de plataformas en línea.

 

Baldeón explica que en la clase de la UNFV que impartía vía Zoom, el pasado 26 de octubre, los alumnos no habían hecho las lecturas requeridas para el día.

 

Uno de ellos grabó el momento en que el profesor se quejaba de la falta de participación y el video fue publicado en un perfil estudiantil en Facebook, explicó a BBC Mundo su administrador, Jesús Alberto García.

 

Baldeón explica que si bien su amenaza de renuncia no se hizo efectiva para todos los grupos que atiende, sí para ese en el que los alumnos no mostraban interés.

 

“Los alumnos parece que están en una suerte de encierro por la pandemia. Y no leen. Ya les había manifestado que estaban faltando el respeto a la clase y a ellos mismos. Y que tenían que responder en cualquier clase, sea informática o presencial”, dice.

 

El docente explica que el principal problema que tienen los profesores al ofrecer clases en línea es el rompimiento del vínculo maestro-alumnos que es vital para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

“Una pantalla no es la universidad”, dice al citar al pedagogo español Miguel Ángel Santos Guerra.

 

“El ser humano es un ser social por excelencia. Me parece que es la misma dificultad que enfrentan todos los docentes del mundo. No me imagino cómo puede enseñar un docente de medicina una cirugía. Lo que requiera práctica es mucho más difícil”, añade.

 

2. Falta la respuesta no verbal del alumno

 

En clases en línea como las que se imparten en la UNFV, los alumnos no están obligados a conectarse con la cámara activada, lo cual genera otro gran problema.

 

El profesor, explica Baldeón, no solo necesita que los alumnos le hagan saber verbalmente si comprendieron o no un tema, sino que se requiere una respuesta no verbal.

 

“Los sentimientos y emociones de los estudiantes al explicar un tema se perciben en el rostro. Cuando no entiende, el docente lo mira. Uno ve la sonrisa, el enojo, o preocupación. Y uno tiene que volver a repetir en la clase. Y hay una cuota de sentimientos”, dice Baldeón.

 

Pero al estar frente a una pantalla, dividida en rectángulos que solo tienen un nombre y en algunos casos una foto, se pierde eso.

 

“Al terminar mi clase, ya no interactúo con mis alumnos. ¿Por qué? Se apagó la pantalla”, dice el docente, por lo que los alumnos de clases virtuales ya no tienen oportunidad para expresar dudas fuera del aula, como sí ocurre en la universidad.

 

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3. No hay motivación de grupo

 

El desinterés de los estudiantes por las lecturas didácticas no es ajeno a las aulas presenciales, reconoce Baldeón, por lo que el mismo problema pudo habérsele presentado en las clases regulares.

 

Pero la motivación colectiva que se da en los colegios es difícil de replicarla en las clases en línea.

 

“El proceso de aprendizaje es colectivo”, sostiene Baldeón al tocar el tema: “los alumnos, que de por sí no son afines a la lectura, pierden el incentivo de participación al no tener presión de los compañeros”.

 

La Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura indica que los peruanos leen en promedio 0,86% de un libro al año, uno de los índices más bajos de América Latina, según la Unesco.

 

“En ese momento, cuando se le pregunta y no responde, los demás compañeros lo observan. Está viéndose mal por no haber estudiado. Y para la siguiente clase el estudiante se esfuerza. Y en esto [clase de Zoom] ni se ven los rostros, simplemente tienen una foto de perfil. Y no hay una presión social”, considera.

 

Los jóvenes actualmente están habituados a leer en internet temas del momento, señala:

 

“Pero la lectura universitaria es completamente distinta. Ahí el universitario debe estar comprometido a captar como una esponja el conocimiento”.

 

Según Jesús Alberto García, quienes le hicieron llegar el video de la clase del 26 de octubre le dijeron que el profesor ha sido irrespetuoso con algunos alumnos en el pasado, lo que también limitaba la respuesta.

 

Baldeón responde:

 

“Por lo que está ocurriendo en el mundo, probablemente los alumnos también estén sensibles. Puede ser que sean válidas las afirmaciones de los alumnos, pero nunca han tenido la intención de mofarse o burlarse. No es nuestro estilo”.

 

4. Las carencias de espacios de estudio

 

La experiencia que ha tenido Baldeón este año le ha hecho notar que la falta de un espacio dedicado al estudio que tienen varios alumnos es otro problema en países como Perú.

 

“Mientras están en su clase no presencial y les pregunto, de fondo escucho un mercado”, explica el docente.

 

“Probablemente no estén en un lugar de estudio especial, una sala o un ambiente de estudio. Parece que estuviesen en la calle. Y ahí el docente poco o nada puede hacer”, añade.

 

Ante estas dificultades, Baldeón reconoce que no solo es responsabilidad de los alumnos el que haya una clase integral en línea. También los profesores deben encontrar estrategias para mantener el nivel de atención y motivarlos al estudio.

 

“Uno tiene que mostrar efusividad con los alumnos. Frío por el lado de los estudiantes y frío por los docentes… no funciona”, considera.

 

Dice que hay que “ser mucho más paternal” y encontrar las vías de comunicación que le gustan a los estudiantes para fomentar el estudio, como en espacios virtuales o hasta en grupos de WhatsApp.

 

“Tenemos que superar momentos difíciles. Y ser héroes anónimos. Como los médicos y los policías. Yo no he tenido ninguna intención de que esto se viralizara, sino con la razón o el sentimiento para expresar como padre llamando la atención a sus hijos”.

 

Crédito y foto: BBC

Por:  @MTPNoticias  

 

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