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La participación de Patricia Martínez Dávila en los asesinatos de su esposo, Juan Carlos Hernández Béjar, fue más allá de “una orden”, “de pedir la cabeza”, porque al menos en un caso sí participó de manera activa apuñalando a una de sus víctimas.
En la audiencia en la que una juez de control sentenció a la pareja a 40 años de prisión por feminicidio contra Arlet Samanta, el feminicida de Ecatepec confesó este crimen perpetrado el 25 de abril de 2018.
Narró que conoció a Arlet en octubre de 2017, cuando se mudó junto con su esposa a la misma vecindad.
“Ella iba bajando las escaleras y nos miramos a los ojos, tuvimos química, como si ella supiera que yo le iba a quitar la vida. Sabía que era el próximo bisne”, contó.
Fue así que ordenó a Patricia el mismo modus operandi: engancharla, hacerse de su confianza, matarla y mutilarla.
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“Me enteré por otra vecina que ella nos veía como ñeros y nacos. Esa era una ofensa para mi mujer y quien la ofenda debe desaparecer”.
Juan Carlos aseguró que tuvo el permiso de “la mera jefa de las operaciones”, su esposa, para estar con Arlet, a quien describió como “hermosa, inteligente, perspicaz”.
A principios de abril, luego de un arranque de celos, la esposa “dio la orden de matar” a la chica y llevó a la víctima a su departamento. Ya en el lugar, Juan Carlos pidió a Arlet “cooperar”, ella alcanzó a gritar y Patricia le clavó un cuchillo en el tórax.
Juan Carlos relató que la asesinó en el baño y, durante la audiencia dio los detalles del crimen mientras su esposa sonreía.
Según el homicida, las últimas palabras de su víctima fueron: “Dile a mi madre que cuide a mis hijas, que las amo mucho”.
Los feminicidas de Ecatepec seguían sonriendo.
Crédito: Milenio