Elaborar comida y dulces típicos, hornear pan de muerto, velar las tumbas de los seres queridos y hasta visitar al padrino para llevarle lo que los fieles difuntos dejaron, son algunas de las tradiciones más representativas que se conmemoran en algunos municipios del estado de Puebla.
Algunos inician con la siembra de la flor se muerto o frutas que ellos mismos colectan para ofrendar a sus muertos. Se trata de una de las celebraciones más representativas en todo el país, tan es así que hasta hay un día de asueto para festejarla.
En algunas comunidades, sobre todo las más alejadas de la capital del estado, las matriarcas de la familia inician eleborando dulces típicos como la conserva de tejocote o dulce de calabaza.
Además preparan los platillos más ricos como mole de guajolote, tamales o atole de maíz.
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Velan a las tumbas de sus muertos
En el municipio de Xochitlán Todos Santos, familias completas velan las tumbas de sus muertos desde la noche del primero de noviembre hasta la mañana del día siguiente.
Cada año el festejo inicia con la limpieza del panteón, decorado de las tumbas y una misa que oficia el sacerdote en el camposanto.
Posteriormente las familias encienden sus ceras y algunos amenizan la velada con mariachis o música. Llevan alimentos para compartir con aquellos que los dejaron y recuerdan algunas de las vivencias compartidas.
Ofrendas monumentales de Huaquechula
Altares monumentales en forma piramidal decorados con tela blanca y ceras escamadas, son instalados cada año en el municipio de Huaquechula para recibir a los que murieron en el último año.
En ellas, las familias acomodan los alimentos, frutas de temporada, bebidas, dulces típicos y flores en ofrenda. Estos altares se han convertido en parte de un atractivo turístico que es contemplado por locales y foráneos.
En promedio una familia invierte entre tres mil y hasta 20 mil pesos en la elaboración solo del altar.
“Una cera para el ánima bendita”, en las Cholula
En San Andrés Cholula y San Pedro Cholula, se instalan grandes ofrendas a los que murieron en el transcurso del último año. Los familiares o conocidos, acuden a esas casas a dejar una cera blanca acompañada de la frase “una cera para el ánima bendita”.
En agradecimiento los de la casa entregan una bolsa con tamales y ofrenda o un traste o cazuela con una porción de mole negro o pipián de chipotle.
El 28 de octubre se recibe la cera en casa de los que murieros por accidente o de manera trágica. El 31 de octubre a los niños o solteros fallecidos y el primero de noviembre a los grandes (adultos).
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En Los Reyes de Juárez enseñan a los difuntos el camino a casa
En el municipio de Los Reyes de Juárez, familias completas velan a sus muertos en el panteón de la localidad y les enseñan el camino de regreso a casa para llevarlos hasta la ofrenda que les prepararon con alimentos típicos.
El primero de noviembre tras decorar las tumbas de sus seres queridos con flores y limpiar la hierba, encienden ceras o velas blancas.
Llevan alimentos y comen en las tumbas. A las 03:00 de la mañana que llegan las almas de sus difuntos, los llevan de regresl a casa para deleitarse con su ofrenda, pues esta fecha la única en la que tienen permitido regresar del más allá.
Visita a los padrinos para llevar “lo que los muertitos dejaron”
En la junta auxiliar de San Francisco Ocotlán, Coronango, el dos de noviembre después de despedir a sus seres queridos, los más jóvenes o solteros de cada casa llevan en canastas el pan y fruta que “los muertitos dejaron” para ofrecerlos a sus padrinos de bautizo, primera comunión o boda.
La noche de este día es cómun ver a las familias con canastas en mano para cumplir con este ritual que no tiene fecha de inicio. En casa de sus padrinos, los esperan con comida o pan y atole para agradecer la visita.
El pan que ofrendan y que llevan a sus padrinos es elaborado por las familias en sus hornos propios o rentados. Quienes ya no cuentan con estos, lo compran a familias dedicadas a hacer hojaldras de sabor único que no llevan escencia, saborizantes artificiales ni frutos.
Ofrendas y recibimiento de los compadres
Cuetzalan es un municipio ubicado en la sierra norte de Puebla, en el que las celebraciones de Todos Santos o Día de Muertos, es de las más completas y que ha sobrevivido al paso de los años.
Inician con la colecta de cempasúchil o flor de muerto en sus predios para adornar sus altares en los que ofrendan platillos típicos desde los deliciosoa tamales de frijol, xocoatol que es atole de maíz, fruta de temporada y mole o pipián.
Del 30 de octubre al 2 de noviembre realizan sus ofrendas y les colocan lo tradicional. Al día siguiente cuando las almas de sus seres queridos se van, reciben en casa a sus compadres para convivir un rato.
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Huixcolotla, cuna del papel picado
Si hay un elemento que actualmente caracteriza las celebraciones de Día de Muertos, es el papel picado, el cual nació en el municipio de San Salvador Huixcolotla y es eleborado a mano, oficio que ha sido heredado en cada generación.
Este elemento que decora ofrendas y hasta fiestas patronales y particulares, uvo sus inicios a finales del siglo XIX en este lugar, en algunas tiendas de las haciendas se introdujo el papel china y la gente comenzó a adquirirlo.
Con el tiempo empezaron a plasmar su creatividad con figuras hechas a mano cortadas con cinceles. Estas creaciones comenzaron a comercializarse por el año 1930 en la capital poblana y la Ciudad de México, siendo un éxito.
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