Un video de 26 segundos difundido por Jorge Aguilar Chedraui en su cuenta de Twitter, en el que aparece el alcalde Eduardo Rivera Pérez en pleno mitin, reveló lo que ya se sabía: el presidente municipal de Puebla es el verdadero coordinador de la campaña de Agusta Díaz de Rivera y Marcos Castro, sus alfiles para dirigir el Comité Directivo Estatal del PAN.
Esta intervención ha provocado que la situación al interior del panismo poblano se crispe aún más y responde a un acto de desesperación debido a que sus empleados no levantaban en la lucha por la dirigencia.
El problema es que en esa nerviosa carrera los riveristas han dejado varios cadáveres en el camino y cometido errores que, tarde o temprano, les cobrarán factura.
Hasta la tercera semana de octubre, la interna panista se mantenía con una fuerte tendencia a favor de la reelección de Genoveva Huerta Villegas. Los informes diarios, las sumas de los padrones y la operación, así lo constataban.
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Eso prendió los focos rojos en el Palacio Municipal, ya que estaban seguros de que con los padrones de militantes más grandes del estado: Puebla, San Andrés Cholula y Tehuacán tendrían la fuerza suficiente para hacer ganar.
Y todo indicaba que así sería: en Puebla, la campaña de este año dejó una efervescencia a favor de Rivera Pérez y fue suficiente para lograr un respaldo de dos a uno, a favor de la fórmula de la Organización Nacional del Yunque.
Mientras que en el caso de San Andrés Cholula, los panistas se sumaron gracias a los buenos oficios de Jesús Zaldívar Benavides, dirigente municipal del PAN en la capital, ya que los riveristas lo ven como un auténtico apestado.
Por el último, en Tehuacán el respaldo era más que obvio, ya que los caciques de esa zona fueron hechos a un lado para designar como candidato un sujeto desconocido, debido a que era una cuota que la dirigencia nacional le debía a las iglesias cristianas.
Pero los números son el mejor juez y la ultraderecha adherida entorno a Eduardo Rivera se percató que al interior del estado simplemente no tenían forma de entrar. Fue entonces que comenzaron a salir llamadas telefónicas del equipo riverista para ofrecer puestos de trabajo a la militancia panista a cambio del apoyo en la elección interna.
La estrategia comenzó a rendir frutos no porque no haya quien resista un cañonazo estilo Yunque sino porque los militantes han tenido que padecer casi tres años de vacas flacas que cualquier oferta es buena.
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El involucramiento directo de Eduardo Rivera generó, entonces, el enojo del grupo contrario. Fue así que nos enteramos sobre las sospechas de un presunto apoyo a la campaña de Marcos Castro desde las primeras semanas de transición en gobierno municipal capitalino.
Ahí estuvo el primer error: nadie sabe a ciencia cierta por qué Carlos Tlapaltotoli, líder municipal del PAN en San Pedro Cholula, fue dado de alta en la nómina el pasado 16 de septiembre de 2021, con el número de control 322611.
Lo peor del asunto es que el cholulteca venía de traicionar a su partido en la elección de este año, cuando decidió apostar por los enemigos del gobernador Miguel Barbosa: Pablo Salazar, Carlos Evangelista y Julio Lorenzini.
A eso se sumó un exhorto desde el Congreso del Estado, promovido por el coordinador de la bancada panista, para analizar escrupulosamente el dinero entregado por Claudia Rivera al nuevo alcalde.
En esta loca carrera por conseguir el triunfo, los riveristas han lucrado con la cercanía que Eduardo Rivera mantiene con el inquilino de Casa Aguayo. La consabida frase: “Lalo es el bueno para el 24” la repiten en cada mesa donde se sientan, con la finalidad de hacer creer que están en la oportunidad de comprar el boleto ganador a la gubernatura o quedar marginados si no hay apoyo. Este, creo, será el principal error que cobrará factura al alcalde.
Pero aun con estas acciones, Augusta y Marcos no han logrado los votos suficientes para conseguir el triunfo. ¿Han sumado respaldos? Sí, pero están lejos de darse por ganadores.
¿Por qué la obsesión de Eduardo Rivera por controlar al PAN e impedir un sano y necesario contrapeso en su partido?
La respuesta merece una columna aparte, pero esa misma obsesión lo llevó a quemar sus naves en Puebla y dejar pasar la oportunidad de influir en la elección del nuevo presidente de la Asociación Nacional de Alcaldes (Anac), integrada por todos los alcaldes panistas del país y un organismo al que Rivera Pérez conoce a la perfección.
Algunos dirán que decidió quedarse en la entidad ante la tragedia de San Pablo Xochimehuacán y es verdad, pero también es real que dedicar una semana a construir una planilla para la Anac es dejar de operar la campaña para la dirigencia estatal máxime, cuando el triunfo todavía está lejos.
La Anac no es prioridad, pero el CDE sí, de ahí que la más reciente apuesta para convencer y robar votos es ofrecer obra pública, lo cual no es una muestra de fuerza sino de desesperación.
¿Ahora entiende por qué el video montado por Aguilar Chedraui dice mucho más que lo grabado en 26 segundos?
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Off The Record es una columna que comencé a escribir desde 2008 gracias a la generosa invitación que me hiciera Arturo Luna Silva, director del portal Puebla On Line.
Ahí comenzó este ejercicio que me acompañó en otros proyectos en los que he participado con 24 Horas Puebla y ContraRéplica Puebla, aunque para ser honestos la columna de casa de este último medio, Los Tiraditos, me ganaron con el paso de los días y ahí volqué la mayor parte de la información que reporteaba.
Hoy, gracias a la generosidad de Elvia Cruz e Iván Tirzo, Off The Record tiene una nueva casa, lo cual valoro y aprecio de corazón.
Junto al siempre generoso Mario Alberto Mejía estamos metidos de lleno en lo que será Hipócrita Lector, del cual les daremos muy pronto noticias, y en vía de mientras publicaré esta columna en MTPNoticias, un portal que en muy poco tiempo se ha convertido en una auténtica referencia periodística a raíz de los golpes de exclusiva y tesón de sus integrantes.
Es un orgullo tener un espacio en esta edición.
Por Ignacio Juárez Galindo / @ignacio_angel