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Entre 4 muertos, validan triunfo de Biden en Estados Unidos

«Insurrección». «Intento de golpe de Estado». «Lo impensable ha sucedido». Con estas y otras expresiones similares, Estados Unidos asistió ayer atónito y temeroso al asalto del Capitolio por parte de decenas de extremistas azuzados por el presidente Donald Trump.

La toma del Congreso y del Senado obligó a evacuar al vicepresidente Mike Pence y a los miembros del Colegio Electoral que se habían reunido para certificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de noviembre.

La revuelta puede tener consecuencias incalculables. Por un lado, porque al menos cuatro personas murieron y una veintena han resultado heridas, entre ellas catorce policías, según han confirmado fuentes oficiales, lo que eleva la gravedad de los hechos. Por otra, varios legisladores pidieron anoche a Pence que invoque la 25 enmienda de la Constitución para iniciar el proceso de destitución de Trump; una salida bochornosa para un mandatario que ya está a punto de finalizar su mandato.

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A media noche, la sesión se retomó mientras fuera del Capitolio seguían los incidentes y Biden fue ratificado como nuevo presidente de EE UU. Entre las víctimas mortales se encuentra una exmilitar que, al parecer, recibió un disparo de un agente de seguridad cuando trataba de acceder al recinto. Las otras tres murieron por causas naturales al sufrir crisis cardíacas.

Los disturbios estallaron sobre las tres de la tarde (21.00 horas en España). Poco antes, a mediodía, el presidente saliente arengó a centenares de seguidores en los alrededores de la Casa Blanca, donde repitió su denuncia sobre un fraude electoral e incitó a las masas a marchar por la avenida de Pensilvania hasta el Capitolio para «darles a nuestros republicanos -los débiles porque los fuertes no necesitan nuestra ayuda- el tipo de orgullo y audacia que nuestro país necesita de vuelta».

Dicho y hecho. Con los ánimos precalentados desde el día anterior, en que simpatizantes y grupos de ultraderecha empezaron a concentrarse en las calles de Washington, un nutrido gentío marchó hasta el Capitolio, donde varios centenares de personas, de modo violento y con armas, rompieron las barricadas que rodean el edificio y se abrieron paso hacia el interior.

Trump, que vía Twitter seguía el asalto de sus partidarios, dejó de azuzarles y pidió contención después de que se produjeran los primeros enfrentamientos con los policías de seguridad. Los agentes intentaron bloquear las puertas de entrada al hemiciclo, pero sin éxito. En pocos minutos el caos reinaba en las dos cámaras del Congreso nacional. Los asaltantes armados recorrían las diferentes estancias mientras la Policía evacuaba a los legisladores y el personal del edificio.

El vicepresidente, Mike Pence, junto a la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, y otros líderes fueron evacuados a zonas protegidas. El Capitolio cuenta con una salida interior por medio de un pequeño tren subterráneo que enlaza con los edificios de oficinas de los legisladores, además de ‘refugios’ de alta seguridad para una situación de emergencia. Varios senadores y congresistas fueron conducidos a la base militar de Fort McNair.

Uno de los asaltantes, bien armado, se hizo con el estrado de la Cámara de Representantes mientras declaraba que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales. Hubo disparos aislados y enfrentamientos con los agentes del Capitolio, muchos con las armas en la mano, tratando de contener el empuje de los manifestantes, superiores en número. También se sucedieron escenas insólitas. Mientras volaban los botes de humo, los atacantes iban de una estancia a otra haciéndose fotos, colgados de los balcones y posando rodeados de gases entre cuadros y piezas de arte históricas.

En mitad de los altercados, una mujer resultó herida al recibir un disparo en el pecho en los aledaños del Capitolio, aunque se desconocen las circunstancias en que se produjo la agresión. La víctima falleció poco después. También un policía fue evacuado al hospital con diversas lesiones.

Un «golpe de Estado»

El senador Mitt Romney, en medio de la evacuación, señaló a Trump como el causante del asalto. Mike Pence requirió a los contingentes de la Guardia Nacional para frenar los disturbios. Al parecer, habían sido denegados en un principio por el actual jefe del Pentágono en funciones. Finalmente, la Guardia Nacional del Distrito de Columbia fue movilizada. Su intervención resultó decisiva y, junto a la Policía, desalojó las sedes del Congreso y el Senado con botes de gas lacrimógeno y granadas aturdidoras. Trece personas permanecían detenidas. Dos de ellas procedían de Arlington (Virginia).

Charles Ramsey, un exjefe de Policía de Washington, declaró a la CNN que el asalto era «lo más cercano a un intento de golpe de Estado que este país haya visto». Ramsey dijo también que Donald Trump debería «callarse y apartarse del camino» para permitir a la Policía asegurar el Capitolio.

Viendo el cariz de los acontecimientos, llegó un momento en que el presidente saliente pidió a sus seguidores que «se fueran a casa», pero no sin antes elogiarles como «muy especiales» en un vídeo pregrabado. En él, Trump explica a los manifestantes que se hace cargo de «su dolor» por la «elección que les fue robada». A continuación, les exhorta de nuevo a abandonar la zona para «mantener la paz y el orden público», aunque culpa a sus oponentes por la jornada de violencia. A los suyos les dice que no se puede «seguir el juego» de otros y se despide con un «os quiero, sois muy especiales».

El mensaje de Trump deja claro, para muchos, el papel de instigador que habría desempeñado ayer para entorpecer la actividad del Colegio Electoral e impedir la certificación de Joe Biden como nuevo presidente estadounidense. Cabe destacar la intervención, en medio del asalto, de la senadora Tammy Duckworth, una demócrata de Illinois, que en una reacción rápida pidió al personal de la Cámara retirar las cajas con las papeletas de voto del Colegio Electoral antes de evacuar el lugar. Las papeletas fueron puestas a salvo en espera del reinicio del proceso de certificación. La cuestión ahora es si, una vez se reanude, el grupo de senadores republicanos que buscaba bloquear la ratificación con una moción seguirá adelante con esta iniciativa.

Los disturbios comenzaron a sofocarse sobre las diez u once de la noche (hora española). La alcaldesa, Muriel Bowser, aplicó el toque de queda en Washington. En ese momento, el Capitolio había sido cerrado y las fuerzas de seguridad custodiaban el recinto. La congresista progresista recién elegida de Missouri Cori Bush dijo anoche que presentará una resolución pidiendo la expulsión de los miembros republicanos que incitaron el «ataque terrorista interno». Antes de la violenta interrupción, la sesión solo pudo certificar los votos de dos Estados, Alabama y Alaska. Paradójicamente, ambos suman doce votos del Colegio Electoral y todos ellos fueron favorables a Trump.

Por @MTPNoticias

Crédito: El Correo

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