Con la Danza de la Matanza, que consiste en bailar un chivo vivo como una forma de pedirle a Dios una buena temporada, inició el tiempo de comer Mole de Caderas en Tehuacán, Puebla.
El evento fue encabezado por el gobernador Miguel Barbosa Huerta, quien pidió al gobierno de Pedro Tepole luchar por la denominación de origen, además de solicitar a los comensales, “salvar” este platillo, comprando el auténtico con el fin de mantener la tradición.
“Hay que salvar el verdadero Mole de Caderas y eso lo tenemos que hacer gobierno y sociedad, desde Tehuacán”, dijo al reconocer la Hacienda de La Carlota por mantener la tradición ancestral.
El Mole de Caderas consiste en carne y hueso de la cadera del chivo, condimentos a base de sal, chile y se da un baño en limón para darle un toque culinario exquisito, con un caldo de color rojo hervido con la carne de las caderas y ejotes silvestres.
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Temporada de Mole de Caderas 2022, esperan derrama de 75 MDP
En este 2022, se espera que más de 20 mil personas consuman este platillo y dejen una derrama económica por 75 millones de pesos.
La secretaria de Turismo, Martha Ornelas Guerrero, destacó la matanza que se realiza casa año en la Hacienda Doña Carlota.
Este tradicional platillo tiene más de 400 años de historia, y es considerado Patrimonio Cultural de Puebla.
Es la segunda temporada gastronómica más importante del Estado, solo por detrás del Chile en Nogada.
La temporada, que inició este 14 de octubre, termina el 11 de noviembre, periodo en el que se espera el consumo de 10 mil cabezas de ganado caprino.
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La Matanza del Chivo
La temporada inició en Tehuacán con bailes típicos de la región como el de Zinacantepec, Santa María Coapan, Ajalpan, Acatlán, entre otros.
En su discurso, el gobernador Miguel Barbosa dijo sentirse en casa, pues es de Zinacantepec, pero vivió la mayor parte de su vida en Tehuacán.
En su intervención, el secretario de Cultura, Sergio Vergara, refirió que el ritual de la matanza inicia desde la crianza del ganado, el cual se alimenta en las zonas áridas colindantes entre Tehuacán y Huajuapan, donde la alimentación a base de cactáceas, más el ejercicio que hacen los chivos en los altos montes, les confiere un sabor único a su carne.
El ritual de la matanza se da con las danzas de ‘El Alabado‘ y ‘El Chivo‘, donde los danzantes piden permiso a su Dios y santos para llevar a cabo el sacrificio.
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