“Cuando jugábamos cosas de terror, ahora sí que él era el más valiente”, recuerda David Chargoy, al hablar de su amigo Santi, como llamaba de cariño a Santiago, el niño de 12 años de edad que perdió la vida tras caerle encima un árbol gigante en el Centro Histórico de Puebla la noche del 29 de agosto.
David, al igual que otros compañeritos de la víctima acudieron a su entierro este 31 de agosto al Panteón Francés, ubicado en la colonia Gustavo Díaz Ordaz.
Él se enteró que su amigo había fallecido, a través de las noticias, pues desde hace cuatro años sabía que la familia atendía un puesto de periódicos en la calle 5 de Mayo esquina con la 2 Oriente, mismo que quedó colapsado al derribarse la planta de 20 metros de largo esa tarde noche.
Lee: Árbol en Puebla: Santiago recién había terminado la primaria, así fue su graduación
David conocía a doña Teresa y a don Eduardo, los padres de Santi, ya que se volvieron más cercanos durante el último año de pandemia de Covid-19 porque echaban retas de video juegos.
Incluso ese lunes, el primer día de clases de ambos en la secundaria, se vieron y jugaron por última vez.
“Primero jugamos en la escuela obviamente, luego jugamos en línea y pues si, se siente raro que de un día para otro, ya no esté”, compartió David, un tanto consternado.
“Era un niño muy alegre, fabuloso, muy empático, respetuoso, (…) Santi era maravilloso”, narró a MTP Noticias.
Lee: Vuela alto: así despidieron familiares a Santiago, niño que murió por árbol en Puebla
Recomendamos: “Te amo”: así despidió Teresa a su hijo Santi, niño muerto por caída de árbol en Puebla
Te puede interesar: Daniela y Santiago: los dos niños que han muerto por caída de árboles en centro de Puebla
“Santiago era amigo de todos”
Al igual que David, Ariadna llegó antes de las 12:00 horas a la Funeraria Latinoamericana ubicada en la zona de Plaza Dorada para acompañar a la familia a despedir entre globos, aplausos y cánticos religiosos a Santi.
“Lo recuerdo como un buen compañero. Era amigo de todos, era amable, no era grosero, y era compartido con sus compañeros”, contó. Ella conoció a Santiago desde el kinder y se hicieron amigos. Posteriormente cursaron juntos la primaria, y apenas en este ciclo escolar, se habían separado, pues sus fueron inscritos en diferentes escuelas para la secundaria.
Santi no sólo era querido por sus amigos, sino que también se había ganado el cariño de los comerciantes de la zona por sus visitas constantes al puesto de periódicos de sus papás en el centro de Puebla.
“A mi me llamó la atención porque decían que era una pareja, pero yo no sabía que era el niño del periódico y al saber que era el niño del periódico, pues fue una cosa consternada, porque le digo, que yo pasaba porque ando recolectando y los veía yo ahí”, dijo la señora Trinidad Sánchez, recolectora voluntaria del Centro Histórico.
En la foto que acompañó el funeral, Santiago se veía sonriente. Estaba con sus lentes, como si viera a todos sus seres queridos despedirse de él, soltando globos al aire y parte de cantos como “caminaré en presencia del señor”, “señor, me has mirado a los ojos (…)”.
Entre los asistentes estaba Teresa, la madre de Santi, quien pidió alta voluntaria del hospital para acompañar a su hijo en la despedida, pues ella quedó lesionada esa tarde, porque parte del tronco del árbol cayó en su cabeza.
Su esposo, Eduardo, también se encontraba en el lugar del accidente, pero sus heridas fueron leves, pues logró esquivar, pero Santiago, falleció casi de manera instantánea.
Ahora, tras este hecho, el gobierno municipal ha determinado derribar otros seis árboles del centro, como una forma de evitar otra tragedia como esta.