Alfredo Ramírez/ @MTPNoticias
José Andrés Larrañaga cumplía 21 años la próxima semana. Había planeado viajar a su natal Tuxtepec, Oaxaca para festejar con su familia como acostumbraba y aparte otra reunión con sus compañeros de la Universidad de Ciencias y Desarrollo (UDES).
Sin embargo, estos planes se truncaron cuando tres de sus propios compañeros de la escuela planearon su secuestro para exigir un rescate pero al ver que era buscado en redes sociales y además se presentó una denuncia por desaparición ante la Fiscalía General del Estado, decidieron privarlo de la vida y enterrarlo en un paraje en la localidad de Santa María Nenetzintla, en el municipio de Acajete.
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Nadie puede concebir por qué él. Un joven dedicado al estudio pues según sus amigos y compañeros, era uno de los más amigables, respetuosos y tranquilo.
A José Andrés le gustaba el deporte extremo desde pequeño. A su memoria, sus amigos han recordado que le gustaba andar en cuatrimotos y ya de joven, en motocicletas.
El lunes fue la última vez que lo vieron en clases. Ya nadie supo de él después de las 20:30 horas cuando abandonó la institución.
Hoy se sabe que este joven de tez blanca de 1.85 metros fue ‘levantado’ por sus propios compañeros cuando se dirigía a descansar a casa.
Según las primeras versiones, permaneció en la cajuela durante varias horas hasta que los presuntos responsables buscaron exigir un rescate por su secuestro. La búsqueda se intensificó por las autoridades y por sus amigos y conocidos a través de las redes sociales.
Los responsables decidieron terminar con su vida sin cobrar el dinero que buscaban a cambio de su vida. Hoy a José Andrés le lloran sus seres queridos mientras los tres estudiantes sospechosos están detenidos y rindiendo declaración en la Fiscalía de Puebla.
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Foto: Especial
