Como una forma de sacarle ese “espíritu maligno”,  se informó que  aunque ya se había tranquilizado en medio de los rezos, fue llevada a un hospital por paramédicos con el fin de ser valorada.

“Fue algo increíble, se estiraba bien feo, su mirada estaba perdida y el cuello se le empezó a hinchar y se puso hasta morada como si alguien la estuviera ahorcando”, dijo uno de los testigos a Sexenio Puebla.

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