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Mientras me apretaba el cuello me dijo “te quiero matar”: Sobreviviente del sobrino del rector de CEUNI

Una jovencita con su bebé de 10 meses en brazos fue brutalmente golpeada por su pareja de nombre Alejandro Granados González, quien es sobrino del rector de la CEUNI Puebla, José Rodríguez Corro. Lo denunció y fue detenido solo que a los dos días fue liberado por personal de la Fiscalía General del Estado de Puebla.

 

Paola Gutiérrez denunció el hecho a través de su cuenta de Facebook para que conozcan quién es esta persona que casi la mata, porque tiene información que el maestro se la pasa enamorando a las alumnas, como lo hizo con ella cuando estudiaba en esta universidad y de quien se embarazó.

 

La víctima narró el infierno que vivió la noche del pasado 1 de diciembre fecha que calificó como el peor día de su vida. Tras el escándalo, la institución se vio forzada a separar al profesor quien enfrenta un proceso penal.

 

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Esta es la terrible historia de la ex alumna del CEUNI:

 

“Yo fui la chica universitaria que cayó enamorada por Alejandro Granados González, el maestro que parecía interesante. Meses después de estar saliendo terminé embarazada y me prometió apoyarme en todo así que decidimos tener a nuestra bebé e irnos a vivir juntos. Nació la bebé y desde entonces todo dejó de ser tan ‘maravilloso’ como antes de vivir juntos, un día eran reclamos, luego gritos, gritos enfrente de personas, lanzar cosas, romper cosas, empujones, sobre todo cuando estaba borracho.

 

En fin, el domingo 1 de diciembre llegó en la noche muy borracho a nuestro departamento como ya se le estaba haciendo costumbre y yo con nuestra bebé de 10 meses me escondí en su habitación para no tener que lidiar con él, después de un rato cuando escuché que se había quedado dormido salí del cuarto para seguir jugando con mi bebé en la sala de estar, le cerré la puerta de nuestra habitación a Alejandro para que no escuchara que jugábamos, se despertara y viniera a gritarnos.

 

 

Poco tiempo después lo escuché vomitar y yo todavía preocupada fui a ver cómo estaba y él me mandó a la fregada y entonces lo único que se me ocurrió fue decirle que ojalá se ensuciara en su vómito, pésima idea de mi parte, corrí con mi hija y muchísimo miedo a escondernos en la habitación de la bebé con ella en brazos mientras escuchaba como venía enojado hacia nosotras cerré la puerta con seguro y solo escuchaba como pateaba la puerta para entrar.

 

Cuando logró entrar le pedí perdón para que se calmara y me tomó del cuello con intención de ahorcarme y me estrelló contra la pared, yo recuerdo que ni siquiera podía tocar el piso con mis pies, tenía mi bebé en un brazo y con el otro trataba de hacerle algo para que me soltara mientras gritaba que me dejara en paz, que me perdonara, que lo hiciera por nuestra bebé y él solo me apretaba el cuello más y más fuerte mientras me gritaba y me insultaba.

 

Cuando yo ya no pude hablar y sentí que ya no podía respirar solté a mi bebé tratando de que cayera en el piso lo más suave posible. Lo único que pasaba por mi mente era que me iba a desmayar y que mi bebé caería y se podía lastimar. Y fue cuando él me soltó, caí en el piso porque no tenía fuerzas para levantarme y me pidió que me levantara, que lo enfrentara, al hombre que me dobla en tamaño y como no pude pararme me pateó y pisó a nuestra hija.

 

Me levantó y me aventó repetidas veces contra el closet, cuando logré caer al piso lo esquivé y tomé a mi bebé para ponerla en la cuna, él la tomó y salió de la habitación yo sentía tanto, tanto miedo de que le pudiera hacer algo a nuestra hija. Entonces el salió yo tomé mi celular y le marqué a mis papás con la esperanza de que escucharan lo que pasaba y llegaran a ayudarme.

 

Él regresó y yo escondí el teléfono con miedo a que lo viera y me golpeara más por pedir ayuda. Por supuesto regresó gritarme insultos y golpearme más, me estrelló contra todos los muebles del cuarto, me trató de ahorcar más veces, salía y entraba del cuarto a repetir lo que les cuento.

 

Recuerdo que en algún momento me gritó ‘LLAMA A TUS PAPÁS, A MIS PAPÁS, A LOS VECINOS PORQUE TE QUIERO MATAR’. Salí del cuarto como pude y grité a mis vecinos para que me ayudaran a sacar a mi bebé. Solo salieron vecinas que lo que querían era que me calmara, me imagino que no se me entendía nada porque yo no paraba de llorar y no podía hablar bien porque tenía dolor en la garganta.

 

Vi como a lo lejos había una patrulla y sentí un poco de alivio porque ya iba a acabar pronto la escena de terror, entré a la casa y vi que él ya se estaba vistiendo y estaba tranquilo, entré por mi hija quien estaba llorando en el piso y la abracé tan fuerte, poco tiempo después entró mi mamá y me sentí a salvo.

 

 

Después los policías me dijeron que si quería denunciar que me tenía que ir YA. Lo hice, estuve ahí desde las poco más de las 12 am hasta las 4 pm del Lunes. Fueron horas difíciles y entiendo por qué no muchas mujeres no denuncian, es un proceso muy doloroso pero lo logré y lo tuvieron detenido dos días, dos días en los que no pude ni dormir, estaba en dolor y tanta tristeza, enojo y confusión.

 

Cómo es posible que una persona que decía amarme a mí y a mi hija nos pudiera hacer tanto daño, que nos quisiera matar. Estoy un poco más tranquila ahora que sé que podrá tener un castigo por todo lo que me hizo a mí y a mi hija.

 

Sé que tal vez en el trabajo (trabaja en la universidad CEUNI de Puebla) no le pase nada porque es sobrino del rector pero con tal de que llegue aunque sea a las alumnas de esta universidad o mujeres que lo conozcan y no caigan en sus garras me doy por bien servida, ya que me vengo enterando que está saliendo con al menos una estudiante de esta misma universidad.

 

Lo único que quiero es que ninguna mujer salga lastimada por este hombre que decía amarme. Estoy agradecida por estar viva, a pesar de necesitar ayuda médica, estoy viva, cuidando de mi hija con ella también a salvo.

 

Espero que de esto salga algo bueno, que si tú, amiga que me lees, estás viviendo algo parecido, en verdad recuerda que a la primera muestra de agresión debes irte, no sabes cuándo va a llegar a golpearte, yo salí por mucha suerte con vida pero muchas de nuestras amigas podrían no”, hasta aquí el relato de Paola.

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