Jovana, de 12 años de edad, es la mayor de las tres hijas de Rocío y Eduardo. Desde hace 17 meses que se suspendieron las clases presenciales, debido a contagios por el Coronavirus, esta adolescente se convirtió en una empleada más del negocio familiar: ayudar en la elaboración de ropa para niños que es comercializada en tianguis de San Martín Texmelucan y Tepeaca.
Las clases a distancia fueron vistas por esta familia como una oportunidad para que su hija comenzara a ayudar, y aunque en un inicio se plantearon la meta en que sería solo temporal, aprovechando el confinamiento, en lo que conseguían nueva trabajadora, no fue así.
Jovana, de 12 años de edad, continuó cortando, cosiendo prendas infantiles, sin recibir una remuneración a cambio. La propia mamá, Rocío, reconoce que ahora con el regreso a clases presenciales es complicado enviarla nuevamente a la escuela, pues es de gran ayuda, no solo en el negocio sino en el cuidado de sus hermanos de 6 y 8 años de edad.
Ellos son originarios de la junta auxiliar de San Antonio Mihuacán, Coronango, y al igual que muchas familias, decidieron de última hora que Jovana sí regrese a clases, pero estuvieron dudosos y a punto de que perdiera este ciclo escolar 2021-2022.
Según la última Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México 3.3 millones de niños y adolescentes estaban en situación de trabajo infantil, pero el número aumentó debido a la pandemia de la Covid-19.
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Los papás que se quedan sin niñeras
Miriam es una madre soltera que dejaba a su bebé de seis meses de edad al cuidado de su hija de 13 años en el municipio de San Andrés Cholula, mientras ella salía a visitar a sus clientas para vender productos por catálogo y algunos postres que elabora en casa.
Contó que a diario se extrae la leche y la deja en mamilas, para que cuando su bebé tenga hambre, su hija le dé de comer. La menor que pasará a segundo de secundaria, aprendió a cambiar pañales y ya se acostumbró a quedarse sola por algunas horas a diario.
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Sin embargo, a partir de este 30 de agosto, esa rutina debe de cambiar ya que la adolescente también la convenció en sí regresar a la escuela.
Aunque Miriam sabe que no es el deber de su hija cuidar de un bebé, asegura que su necesidad la obligó a hacerlo, pues no podía andar llevando al pequeño, ya que con la pandemia le impedían el acceso en las bodegas de las firmas donde adquiere el producto que sus clientas le piden.
Casos como estos se repiten en todo el estado, pero en algunos, definitivamente hay menores que no regresarán a las aulas.
Hasta finales de julio, la Secretaría de Educación Pública (SEP) estaba buscando a mil 167 niños para que regresaran a las aulas, pues de 5 mil 017 alumnos que habían desertado, ese número no los habían ubicado.
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Este 30 de agosto, retornan un millón 700 mil estudiantes en 11 mil escuelas de educación preescolar, básica y media superior en medio de incertidumbre debido a la tercera olaeada de Covid-19.
