Juan Jesús de 13 años de edad dejó su hogar en la colonia Santa Catarina en San Francisco Totimehuacan hace ocho días, con el fin de independizarse. Rentaba un cuarto al dueño de una purificadora de agua en la colonia Tlatelpa. Su madre, Cecilia García, le suplicaba todos los días que regresa a casa, hasta que lo mataron.
“Yo diario le decía, ya regrésate para la casa a mi hijo. Al dueño, el del agua, le dije que cómo era posible que le rentara un cuarto a un niño, pero él decía que ya tenía un arreglo con él”, narró la mamá del menor.
Rodeado de flores y veladoras blancas, este miércoles sus familiares velan los restos de Juan Jesús, quien regresó a casa en un ataud de madera de color blanco.
Su madre, una joven mujer con muletas por una lesión en el pie derecho, custodia el féretro de su hijo. La acompañan su mamá, doña Lupita y familiares. Vecinos llegan a dar el pésame y acompañan el cuerpo que espera su destino final en un cuarto donde apenas caben una decena de personas sentadas.
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A Juan Jesús lo encontraron sin vida con el cráneo destrozado los primeros minutos del martes. No hay detenidos ni sospechosos de la brutal golpiza que le propinaron.
Cecilia, recuerda que desde que dejó su casa, iba diario a desayunar, comer y cenar con ella. El lunes compartió los alimentos con él, por última vez y cerca de las 19 horas del mismo día en que le mandó un mensaje de texto, en el que le decía que no iría a cenar, porque su “perrita” estaba inquieta.
Cinco horas después de comunicarse con el menor, su cuñado Gabriel acudió a su casa para avisarle que a Juan Jesús lo estaban persiguiendo dos hombres.
Extrañada, Cecilia le cuestionó el porqué su hijo no le llamó a ella y le avisó a su tío. Si ella siempre estaba atenta del celular y le había dicho al menor que la buscara por cualquier cosa.
Le avisó a su esposo lo que ocurría con su hijo y se comunicó con el patrón del menor -dueño de una purificadora de agua- a quien le preguntó sobre dónde se encontraba el menor. Le comentó que le había mandado un mensaje de que lo iban persiguiendo y él se comprometió a buscarlo.
Aproximadamente 15 minutos después de esa conversación, el hombre la llamó y le avisó que el menor ya estaba muerto.
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Su esposo, su cuñado Gabriel y un sobrino, salieron rumbo a Tlatelpa hasta el cuarto que rentaba Juan Jesús, para cerciorarse de que eso fuera real.
“Mi esposo me llamó cerca de las 12 y media y me dijo: gorda se chingaron a nuestro bebé, lo mataron. Yo llegué hasta allá con ayuda de un vecino quien tiene un coche y me llevó”, recuerda.
“Mi esposo ya estaba en el lugar y me dijo que la policía no lo dejó pasar porque según iba a entorpecer las investigaciones. Los policías nos dijeron que ya estaba muerto, eran las 12:30 y en el acta de defunción se menciona que murió a las 02:30 de la mañana. Entonces mi hijo estaba mal y no lo quisieron llevar al hospital para que lo atendieran”, narró la mujer.
Juan Jesús cursaba la secundaria y trabajaba como repartidor en una purificadora de agua.
Hace unos días se había ido a vivir a un cuarto que le rentaba su patrón a unos minutos de su casa. Le dijo a sus padres que se quería independizar y que no se preocuparan.
Cecilia, recuerda que no estaba conforme con la decisión de su hijo y diariamente le pedía que se regresara a su casa. Aunque lo veía tres veces al día, buscaba que Juan Jesús volviera a casa.
Recuerda que era un niño tranquilo, amable, que tenía cuatro perros y le gustaba jugar con ellos.
“Mi hijo no se metía con nadie. No le hacía daño a nadie. Quiero justicia y que no le den carpetazo a su caso. Que caiga quien deba de caer”, reclamó Cecilia.