Entre fierros viejos y en el abandono luce la ciclovía ‘Hermanos Serdán’ en Puebla, que el gobierno de Miguel Barbosa Huerta quiere desmantelar para reutilizar las columnas de acero en estructura para escuelas.
En un recorrido realizado por MTPNoticias se observó la falta de mantenimiento de esta obra, pues las columnas que resguardan la ciclopista lucen oxidadas y amarradas con alambres.
Además, el pavimento de esta obra se encuentran dañado, pues hay grietas que alcanzan a salir al otro lado de la ciclopista, causando miedo debido a que en la zonas más dañadas la estructura se mueve con el paso vehicular.
Estos daños han causado que los poblanos tengan miedo de subir a la estructura, ya que además muchos de los ciclistas que pasan por ahí van a exceso de velocidad, lo que ha provocado accidentes y molestia entre los usuarios.
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Además, esta ciclovía de 7.6 kilómetros cuenta con solo cinco guardias de seguridad, cantidad ineficiente para mantener y salvaguardar a la usan, según los pocos usuarios.
Incluso, un guardia de la zona declaró a MTPNoticias que es imposible mantener constante vigilancia en toda la ciclopista, pues debido a su longitud los policías no se dan abasto.
La estructura dañada y la falta de seguridad son algunos de los problemas que obstaculizan su uso, a la lista negra también se añade la falta de alumbrado público, pues durante la noche son pocas zonas que tienen la suficiente luz para poder avanzar sin ningún peligro.
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Esta problemática ha llevado a los ciclistas y corredores a evitar la zona ante la falta luz, pues ya hay varios reportes y denuncias de robos y asaltos a mano armada, tema del que están conscientes los vigilantes, pues ellos mismos avisan a quienes transitan tarde que eviten la zona.
Pese a ello, hay usuarios que consideran que si el gobierno retira esta ciclovía es necesario crear otro espacios a ras de piso.
“Esa gente va a preguntar a dónde se va a ir (la ciclopista) si lo quitan acá, que ellos (los usuarios) tengan a dónde ir a hacer ejercicio”, consideró Julio Domingo.
Esta obra ha estado envuelta en polémica desde un inicio, empezando por el sobrecosto que representó para los poblanos 77.9 millones de pesos, además de que su construcción costó la vida de 300 árboles.
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En su momento, el Consejo Ciclista Poblano, rechazó rotundamente que la obra fuera elevada, pues el riesgo era alto y no resolvía la movilidad, pero aún así se inauguró en enero de 2017.