Este domingo 28 de mayo, establecimos 10 hectáreas de praderas de pasto Mavuno en Mixquiapan, municipio de Tecomatlán, Puebla, y entregamos semilla para sembrar 4 hectáreas más en Huehuepiaxtla, municipio de Axutla, para mejorar la alimentación del ganado en estas comunidades de la mixteca poblana.
De igual forma, la semana pasada atendimos con semilla para la siembra de otras 14 hectáreas de praderas en Chila de las Flores y Piaxtla, Puebla; Pueblo Viejo, Guerrero, y Ángel R. Cabada, Veracruz.
Todo lo anterior se realizó con el esfuerzo personal de ganaderos innovadores, a quienes les agradezco el privilegio que me dan de servirles.
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La alimentación del ganado en México todavía es uno de los principales problemas sin resolver, debido a la falta de servicios técnicos, principalmente capacitación y asesoría, pero también debido a la predominante cultura de enviar los animales a los campos y montes para ahorrarse cerca del 60 por ciento de los costos de alimentación en el proceso productivo.
Estudios realizados por diversos autores y compilados por Jorge de Alba (QEPD, en su libro ‘Panorama general de la ganadería mexicana’, coinciden en señalar los bajos niveles productivos que esta actividad tiene en las zonas tropicales desde hace décadas. Las vacas tienen una cría cada dos años, y un toro tarda 36 meses para alcanzar el peso de mercado de 350 a 400 kilogramos, cuando puede hacerlo en 18 meses.
La producción de leche de las vacas es menor a 4 litros diarios, apenas suficiente para satisfacer a la cría, sin posibilidades de obtener algo para la venta. La ganancia de peso es baja y, durante la época seca, cada animal pierde entre 30 y 60 kilogramos por falta de alimentos que debe recuperar en la siguiente temporada de lluvias.
La ganadería en las mixtecas de Guerrero, Puebla, Oaxaca y Morelos, se practica de manera tradicional en los montes, por pequeños productores que, en la mayoría de los casos, la ven como una actividad complementaria a la agricultura de temporal, también de muy bajos rendimientos.
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El ganado se va a los montes al inicio de las lluvias para alimentarse de la vegetación natural, sin costo para los ganaderos, y para que no dañe los cultivos sembrados en las partes bajas cercanas a las comunidades.
Cuando se realiza la cosecha de los granos sembrados vuelve el ganado para alimentarse de los residuos de las cosechas agrícolas.
Esta ganadería tiene índices productivos muy bajos, siendo en cierta forma de autoconsumo o como una fuente de ahorro anual. Sus inventarios, que están por debajo de los 20 animales por productor, no permiten el manejo adecuado del ganado ni la tecnificación necesaria para aprovechar su potencial productivo.
No hay cultura de complementar la alimentación, prevenir y atender enfermedades, proporcionar agua suficiente, ni el adecuado manejo reproductivo con técnicas como la inseminación artificial o el trasplante de embriones, porque no existe infraestructura para el ganado que todos los días sale a buscar comida a los cerros.
Asimismo, no hay todavía una cultura de siembra y producción de forrajes porque en los montes se obtiene en forma gratuita o barata y no se reconoce la necesidad de cultivarlos antes de cubrir la necesidad de los granos básicos para la alimentación de las familias, pero también, porque en general no hay servicios técnicos para atender este tipo de ganadería que ni siquiera aparece en los contenidos educativos de las carreras zootécnicas, orientados casi siempre hacia actividades productivas con mejores condiciones de recursos naturales y económicos.
Esta ganadería de los montes tiene un alto impacto en el medio ambiente al provocar deforestación, ser una de las causas de incendios y erosión del suelo, con lo que se reduce su capacidad para retener agua, provocando más escurrimientos, inundaciones y la desaparición de los manantiales.
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El envío de animales a los montes forma parte de acuerdos intra e intercomunitarios llegando a ser en algunos casos, motivo de conflicto y tensión social por la falta de coordinación en el desplazamiento de los animales de los terrenos agrícolas o entre las áreas de pastoreo.
La ganadería en los cerros es una ganadería de incertidumbre, de muy baja productividad y con pocas posibilidades de vigilancia y manejo, al mismo tiempo que la agricultura, predominantemente de temporal y basada en el cultivo de maíz y frijol, es esencialmente de autoconsumo donde no se alcanza siquiera a cubrir las necesidades anuales de las familias, lo cual explica en gran parte la histórica migración creciente.
Para contribuir a resolver esta problemática y fortalecer la seguridad alimentaria de las familias en la mixteca poblana y el valle de Tehuacán, este año la Coordinación Estatal de Educación Tecnológica Agropecuaria y Ciencias del Mar, de la Secretaría de Educación Pública (DGETAYCM/SEP), y el Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas (CIAT) Puebla, hemos impulsado un Convenio de Cooperación Técnica y Científica para establecer parcelas demostrativas de milpa mexicana y praderas de pasto Mavuno, con biofertilizantes.
Con la participación de semillas El Caudillo, Biofábrica Siglo XXI y Semillas Wolf Brasil, se establecerá una hectárea de milpa mexicana y una de praderas en cada uno de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) de Chietla, Acatlán, Molcaxac, Zinacatepec, así como en el Instituto Tecnológico Agropecuario (ITA) 32, de Tecomatlán.
El objetivo es contar con ventanas tecnológicas para la mejor preparación de los estudiantes y la realización de demostraciones tecnológicas para sus padres y los productores de la zona de influencia de cada escuela.
Estamos convencidos de que no existe mejor vía de trasferencia tecnológica que la demostración práctica.