Este año 2023, la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), egresó mil nuevos ingenieros agrónomos al campo mexicano, por lo que aprovecho este espacio para desearles el mayor éxito en beneficio de los campesinos y productores del sector agroalimentario nacional.
No tengo detalles de la ceremonia de la toma de fotografía oficial de la generación que simboliza el momento formal de la culminación de sus estudios profesionales. Hace rato que ya no me invitan, probablemente porque mi nivel autocrítico no es muy agradable; pero espero que en los discursos de este evento, y los posteriores de la graduación general y las graduaciones por especialidades, no se sigan cometiendo los mismos errores que tuvieron con nosotros.
Recuerdo que cuando egresé de la UACH, en los discursos de despedida nos dijeron que estábamos egresando de la mejor universidad de Latinoamérica, la más antigua, y también que éramos los mejores profesionistas, los mejores ingenieros.
No menosprecio a mi institución y no me hago menos que nadie, valoro mucho lo recibido y la intención de esa motivación. Pero sin ser mentiras, hay verdades que dejan de serlo.
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No somos mejores que nadie, porque en la realidad solo podemos ser mejores que nosotros mismos. Sin embargo, el sentir superioridad solo nos provoca problemas con los demás, pérdida de tiempo y oportunidades para aportar, resolver y crear. Al final, la frustración es inevitable.
Ojalá que los discursos de despedida de los egresados fueran más allá del recuento histórico de como ingresamos, como nos conocimos y todas las limitaciones o momentos agradables que compartimos durante la vida estudiantil y de cuánto nos vamos a extrañar.
El nuevo discurso debería considerar, en el caso de los agrónomos, el recuento de la realidad que, sin ser su culpa ni total responsabilidad, si pueden influir y hacer mucho para resolverla.
Por tanto, deben tener presente que les espera un México en donde la pobreza laboral (salario por abajo del valor de la canasta básica) afecta a 44 millones de mexicanos y, la pobreza alimentaria (no puede comprar la canasta básica) a más de 33 millones de personas, según datos del INEGI 2023.
La realidad nacional enfrenta problemas de falta de agua, sequías recurrentes más intensas, fenómenos meteorológicos más frecuentes, baja productividad agropecuaria y acuícola, pérdida de la pesca ribereña de ríos y mares, importaciones alimentarias crecientes, migración en aumento, además de un gran deterioro de los recursos naturales como el agua, el suelo, la fauna y la vegetación, en niveles preocupantes.
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Asimismo, el nuevo discurso de despedida de los nuevos profesionistas no debe omitir mencionar lo que los egresados pueden llegar a ser: grandes investigadores, asesores, consultores, maestros, empresarios e inventores; o, en el ámbito político: regidores, presidentes municipales, diputados locales, diputados federales, secretarios de agricultura de sus estados, secretarios federales de agricultura, senadores y presidentes de la república.
Es importante señalar que, les guste o no la política, tienen que asegurarse de estar cerca de donde se toman las decisiones.
Si a mí me hubieran dicho al egresar, que podría ser subdelegado de desarrollo rural, secretario de desarrollo rural, delgado de la secretaria de agricultura, diputado federal o candidato a gobernador, otra cosa habría sido la historia.
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Una tendencia educativa con la que me identifico, recomienda que para ser un buen profesionista hay que aprender a leer y escribir, saber matemáticas lo más posible e identificar donde está la información.
Está implícito que es importante saber expresarse bien en forma escrita y hablada y saber escuchar.
No se omite la importancia de la inteligencia emocional: la capacidad de sentir, entender y controlar las emociones propias y ajenas.
Para el desarrollo profesional hay dos caminos: buscar un empleo o crearlo. Actualmente ambos son difíciles de lograr. De hecho, nada es fácil, y ser ingeniero agrónomo de la UACH, no es suficiente. Por ello, empieza por atender los problemas y necesidades de tu familia y de tu comunidad, resuelve el primer problema y luego otros. Después, podrás resolver los problemas del mundo.
También, hacer un diagnóstico para recomendar soluciones, es indispensable. Uno debe saber a qué se dedica la gente, cómo lo ha hecho, qué limitaciones tiene y qué recursos existen; y, solo entonces, se puede intervenir para aprender con ellos.
Hay que resaltar sus virtudes y ayudar de una forma tal que ellos lo perciban. ¡Esa es la labor de un líder! Es un error pretender enseñar, así como lo es que todo lo anterior se ha hecho mal sin evaluarlo.
Para convencer, hay que demostrar; aprender de los que ya resolvieron los problemas, en lo local o a donde haya que ir; hablar poco y hacer más. El trabajo es la base del liderazgo y el liderazgo es ejemplo.
Bienvenidos a la vida profesional, tengan metas, piensen como se quieren ver en 5, 10, 20 o 30 años. ¡Sean los mejores en aquello que elijan y sirvan a los demás con pasión!
Saludos de Alberto Jiménez Merino, exrector de la Universidad Autónoma Chapingo.
Por Alberto Jiménez Merino
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