Por muy lejano que veamos el 2 de junio, las elecciones extraordinarias de Puebla están a la vuelta de la esquina.
Conforme a lo que nos esperábamos, el INE asumió por completo la organización y supervisión de las elecciones para evitar que los poblanos pensemos mal y veamos las elecciones como un fraude electoral, ese chanchullo que no nos permite pegar el ojo y menos si hay intereses de por medio, y es justamente de los intereses de lo que nos tenemos que preocupar.
El interés tiene pies, nombre, apellido y se ha cambiado de partido más veces de las que les convendría aceptar.
Cambiar de partido es lo de hoy, porque puedes pasar más de 20 años siendo fiel a la ideología, te pones la camiseta y la defiendes con tu vida; pero cuando la ideología ya no te da hueso ocurren los milagros y como si fueran revelaciones celestiales, los políticos critican lo que con su vida defendieron.
Entonces, suponer que el ganador de las elecciones extraordinarias de las que Puebla será víctima va a actuar conforme a la ideología del partido al que usted fielmente sigue, es prácticamente un sueño guajiro.
Hoy se registran dos precandidatos en Morena, la eterna lucha entre Barbosa y Armenta.
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¿Quién es mejor? Ninguno.
Nancy de la Sierra, del PRI brincó con su marido al MC, de MC brincó al PT; en realidad lo peor que podemos decir de la senadora es que tiene un terrible marido, que siendo realmente honestos la ha usado para mantenerse “vigente”.
Barbosa militó eternamente en el PRD; desde sus cargos legislativos favoreció empresas familiares y desde el senado gastó millones de pesos para viajar como un auténtico rey.
Armenta militó eternamente en el PRI, cuando el PRI en Puebla todavía representaba algo y cuando todavía ganaba algo, no hay más que decir.
Los otros partidos, no existen y no figuran; el PVEM y Nueva Alianza se van a sumar a Morena, es el único árbol que les puede compartir un poco de sombra, y harán todo con tal de conseguir un puestito en el gobierno o al menos no perder los privilegios.
Por parte del PAN, la pregunta es eterna; ya no cuentan con la mano que los llevaba a todos por los extraños caminos del poder, los grupos se dividieron, al mando del PAN está una mujer que no supo jugar sus cartas y arriesgó valiosos perfiles que con sus conocimientos bien le podían servir al partido para dar una buena pelea pero ahora ni candidato, ni operadores y mucho menos posibilidades.
Por eso vale la pena pensar y repensar en EL CANDIDATO y no dejarse llevar por el partido, ya hemos visto cómo el diablo se sienta y opera desde la iglesia.