“Las mamás jóvenes son irresponsables, las mamás mayores no tienen paciencia ni energía”, así algunas de las “afirmaciones” que le ponen edad a la maternidad ideal y lo único cierto es que no hay una edad meta para traer un humanito al mundo.
Científicamente, estudios señalan que es recomendable a partir de los 30 años por cuestiones de desarrollo intelectual del bebé – ojo, no todos los autores ni especialistas coinciden – pero emocionalmente otros expertos consideran que el vínculo entre las mamás veinteañeras y sus vástagos es más fuerte pero, nuevamente, no se trata de un voto unánime con esta teoría.
Lo que si parece ser parejo es la crítica en torno a la edad ideal para la que debes ser madre.
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En mi (poca) experiencia y ante mi casi nulo contacto humano desde el inicio de la pandemia – marzo de 2020 – y que coincidió con el momento en el que me enteré de mi embarazo, aún así tuve exposición a un comentario que juzgó mi edad para ser mamá primeriza.
Y es que, en ese entonces 31 años (actualmente tengo 33), fui considerada “vieja” para ser mamá, pues al dar la noticia en un círculo cercano – lamentablemente es en el entorno inmediato donde más encontrarás las trabas – que se me preguntó mi edad y al contestar que tenía 31 años, y siendo mi primer bebé, alguien dijo que ya no estaba joven para estrenarme en el departamento de pañales.
Siendo poco sutil y a sabiendas de que quien me lo decía había sido mamá teniendo menos de 20 años y más de dos décadas atrás – en un contexto y sociedad completamente diferente – contesté que “yo si había disfrutado mi juventud”.
Entonces, en ese momento y que no analice hasta después, se plantearon los dos escenarios y polos opuestos en los que se juzga a las futuras madres que son o muy “chamacas” o muy “viejas”.
Y es que como en todo, al hablar desde el privilegio o desde la experiencia personal, siempre se caerá en la subjetividad y en la falta de elementos para entender el panorama completo.
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Pues al hablar de una maternidad en edad “regular” o “promedio” deberían de reservarse los comentarios o analizarse al igual que cuando se plantea una maternidad no deseada a los 13 años, o una maternidad postergada o complicada que se logra hasta después de los 40 años.
Y es cierto que en ambos “extremos” hay ventajas y desventajas, es verdad que quienes tienen hijos siendo jóvenes llegarán a su edad madura con hijos adolescentes posiblemente ya autosuficientes (no confundir con independencia), y quienes postergaron el momento a una edad madura habrán tenido más tiempo para autoconocerse.
Simplemente la edad ideal para ser mamá no existe, esto desde el punto de vista de la empatía con quienes son mamás en sus veintes y con las que decidieron serlo después de los 30, pues las recomendaciones médicas, psicológicas y financieras quedan en manos de los expertos.