¿Qué más puede esperar el edil Eduardo Rivera? Hoy está por las nubes disfrutando de la palmada del gobernador Miguel Barbosa.
Su primer informe de labores superó sus expectativas, ya ni se acuerda que no funcionó una de las pantallas colocadas para proyectarse -durante su discurso- en uno de los salones del Centro de Convenciones.
El mensaje del gobernador Barbosa, este lunes, tal vez fue el mejor regalo político que Rivera ha recibido en los últimos años.
Los invitados fueron testigos de la relación de camaradería entre el gobernador de Morena y el edil de Puebla, emanado del PAN.
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Los dos políticos se dieron un espacio para cotorrear frente a los demás. Rivera hablándole de tú a Barbosa.
El gobernador bromeando que es “misteriosa” y “sospechosa” la amistad que sostiene con el panista desde hace más de 20 años, cuando ambos fueron diputados en la LVIII Legislatura en México.
Los cientos de invitados soltaron las carcajadas al escuchar a dos políticos que se llevan bien, a pesar de que son de ideologías partidistas muy opuestas: Izquierda y Derecha.
A los únicos que se les desdibujó la sonrisa al ver los actos de camaradería en el Centro de Convenciones, fue a los empresarios yunquistas y a los morenistas de extrema Izquierda, quienes apretaron los dientes y se agarraron de sus sillas.
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Ellos se fueron de espaldas, esperaban que la relación entre Rivera y Barbosa fuera de simulación y que este fuera el momento para un distanciamiento, en un mensaje entre líneas.
Eduardo Rivera reconoció sus aspiraciones para el 2024, por la gubernatura de Puebla. Aunque dejó sus pretensiones en manos de Dios y de los ciudadanos.
El mensaje del gobernador Barbosa dejó tranquilo a Rivera, más seguro para competir. El mandatario sostuvo que no ha hecho recomendaciones, ni ha amenazado a Eduardo, ni mucho menos lo ha mandado a espiar, por lo que puede sentirse libre.
Si bien Barbosa no tiene ninguna injerencia en el PAN, Rivera hoy se puede ocupar en sus detractores dentro de Acción Nacional.
A Eduardo le quedó claro que el gobernador no lo obstaculizará, porque el mandatario permitirá una elección pareja en el 2024, sean quien sea los candidatos a la gubernatura por de Morena y el PAN.
Los poblanos puedan estar satisfechos que, a pesar de las diferencias ideológicas, por fin un gobernador y un edil se ponen de acuerdo para cambiar el rumbo de la ciudad de Puebla.
Ni en el primer sexenio del PAN se vio esa camaradería entre el exgobernador Rafael Moreno Valle y Eduardo Rivera (en su primer periodo como alcalde (2011-2014)
Tampoco sucedió en el sexenio del exgobernador del PRI Mario Marín y los alcaldes en turno de Puebla capital, Enrique Doger y Blanca Alcalá. Las diferencias fueron muy obvias, que acabaron en traiciones entre los priistas en la elección de 2010 que acabó con la hegemonía tricolor.
Otros que se quedaron calladitos en el primer informe de labores, fueron los dirigentes nacionales del PAN y del PRD, Marko Cortés y Jesús Zambrano.
En la comida posterior al informe, nadie se acordó de ellos. No como en otras épocas, cuando la lectura era que los dirigentes partidistas llegaban para respaldar al edil en turno.
Hoy la palmada vino de otro lado que, sin duda, dejará tranquilo por un buen rato a Eduardo Rivera. Aunque en política, todo es incierto, lo de este 10 de octubre fue solo una fotografía del momento.
