Con la opinión técnica que emitió la Comisión Nacional del Agua (Conagua) cuyo titular es Germán Martínez Santoyo, en el caso del socavón de Juan C. Bonilla, ya vimos que el organismo se guía por el signo de pesos.
Proteger los mantos acuíferos y/o los recursos naturales, no está en su misión, en su visión, ni en sus objetivos en el gobierno de la cuarta transformación.
A diferencia de los científicos del Instituto Politécnico Nacional que hicieron estudios durante un mes para emitir un dictamen, a la gente de la Conagua se le hizo tan sencillo redactar un boletín para decir que la sobreexplotación no es la causa del socavón en la comunidad de Juan C Bonilla.
El resultado del estudio del Politécnico fue un tapabocas para la Conagua, porque la investigación de los especialistas arrojó que la principal causa sí fue la sobreexplotación durante los últimos 15 años.
Vaya coincidencia que a los días de que la Conagua descartó la sobreexplotación, la empresa Bonafont emitió un comunicado para exigir el retiro de activistas en su planta en Juan C. Bonilla, para seguir embotellando un millón de litros diarios desde hace 29 años.
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Irresponsablemente, la Conagua está ocultando riesgos en la región, al señalar que lo del socavón es un fenómeno natural por el movimiento de rocas.
El dictamen del Politécnico alertó de más riesgos en municipios aledaños, porque comparten condiciones climatológicas similares que las de Juan C. Bonilla, por lo que sugiere ampliar la zona de estudio a 110 hectáreas.
Pero el titular de Conagua Germán Martínez está calladito. Cómo se ve que ni a él, ni a su gente de la Conagua les interesa proteger los recursos naturales en Puebla, ni en México.
Si el acuífero del valle de Puebla no le interesa, qué se puede uno esperar del resto de los acuíferos, o de la lejana posibilidad de rescatar el río Atoyac.
Afortunadamente en Juan C. Bonilla los habitantes y activistas están organizados y no permitirán que empresas sigan explotando el acuífero.