La publicación de una encuesta en la que Alejandro Armenta encabeza la tabla y muestra un empate entre Julio Huerta Gómez e Ignacio Mier Velazco sería una de las evidencias de que finalmente se consumó el pacto al que convocó el senador.
Durante días Alejandro conminó, exhortó a Julio a un amarre, un enlace. De hecho buscaba armar un bloque en contra de Mier.
En un primer momento Huerta Gómez evadió la invitación, pero todo indica que en horas recientes se consumó esa alianza que busca descarrilar al líder de los diputados federales.
Esto significaría que Julio abandona, claudica en sus aspiraciones de llegar a Casa Aguayo a cambio de otra posición relevante. También representa que el aparato que lo respaldó desde el mes de enero ahora estaría con Armenta.
En caso de que se confirme una alianza entre ambos, Julio deberá declinar de manera pública en favor de Alejandro.
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O aunque no lo declare “habrá señales” como dicen los chavos.
Sobre el legislador originario de Tecamachalco a quien comparamos con un soldado ucraniano han caído tres oleadas de misiles y todo indica que viene una cuarta.
La primera fue lanzada por el finado gobernador Barbosa Huerta quien desde su videoconferencia matutina siempre fustigó al “eje político que Nacho quiere hacer”.
Se debe acotar que la fobia contra Mier era por la cercanía con Enrique Doger Guerrero. El fallecido mandatario siempre acusó “el regreso del dogerismo”.
Varios agentes cercanos al clan Mier fueron enviados a prisión; Sandra Nelly Cadena Santos, diputada local suplente, Alejandro Óscar Santizo Méndez y Arturo Rueda.
La segunda oleada de morteros fueron las publicaciones periodísticas sobre la llamada “Operación Angelópolis”.
Cuando parecía que las aguas se habían serenado llegó un tercer torrente de misiles con una publicación en el diario ‘El Universal’ que alude una supuesta, una presunta investigación sobre el grupo empresarial que apoya a Mier Velazco.
Horas después la periodista Lydia Cacho y dos medios locales tomaron el nombre del ex policía judicial Clemente Romero para acusar a Mier de tener en su grupo a un testigo de la detención de la autora de “Los demonios del edén”.
El “ucraniano” nacido en Tecamachalco ha resistido con estoicismo las tres oleadas de misiles, granadas, morteros y aún se mantiene como el aspirante mejor ubicado.
Sin duda Armenta tiene un posicionamiento considerable, lo acompañan años de trabajo en el estado. Sin embargo también es evidente que no está en el ánimo del presidente López Obrador y tampoco en el de Claudia Sheinbaum.
Su padrino y benefactor Ricardo Monreal Ávila quedó en último lugar en la carrera de las “corcholatas” y los anhelados tamales de chipilín nunca llegaron.
Si se confirma una alianza entre Julio Huerta y Armenta deberá leerse como un error estratégico. En política más vale solo que mal acompañado.
Al día de hoy Huerta Gómez goza de la deferencia y el aprecio de la doctora Sheinbaum; los números obtenidos en Puebla son su principal carta.
En este momento un paso en falso puede convertirse en un fatal resbalón.
Quienes apuntalan al senador deben considerar este factor toral: la política mexicana sigue siendo eminentemente cupular, piramidal.
La línea se dicta desde Palacio Nacional y ahí Ignacio Mier Velazco es considerado un aliado y un operador, la mano que ejecuta las órdenes presidenciales en la Cámara de Diputados.
López Gatell fue el operador en el sector salud; Rosa Icela Rodríguez en Seguridad Pública; Rocío Nahle García en la refinería de Dos Bocas. De la misma forma Ignacio Mier fue la mano en el palacio de San Lázaro.
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Cuando nos preguntan ¿entonces la sucesión ya está definida? Nuestra respuesta es no. La política no es una ciencia exacta; no son matemáticas. Aunque las probabilidades son elevadas.
Ante todo Nacho es un soldado del presidente y tres oleadas de misiles no lo han bajado de esa posición. Es muy probable que en próximas horas se lance una cuarta batería de proyectiles.
La desesperación en algunos cuadros es evidente.
Como siempre quedo a sus órdenes
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