“En una elección, se gana o se pierde”, repiten muchos políticos en un proceso electoral pero la realidad es que nadie está dispuesto a perder.
Lo hemos visto en el PRI, en el PAN y hasta en Morena en donde se autopresumen ser “diferentes”, pero la realidad es que su ambición de vivir del erario público los ha llevado a registrarse hasta para tres posiciones para la elección del 2024, “por si acaso”.
Nadie, absolutamente nadie que vive de la política tiene la calidad moral para criticar al de enfrente.
En esa lógica, en la de no perder aunque se pierda, están los panista Eduardo Rivera Pérez, aún presidente de la ciudad de Puebla y Mario Riestra, virtual candidato del PAN a sucederlo.
¿Por qué?, resulta que el ya precandidato de la coalición ‘Mejor rumbo para Puebla’ a la gubernatura, negoció que su esposa, presidenta del Sistema Municipal DIF, Liliana Ortiz, vaya en la posición tres como plurinominal para diputada federal.
Algunas versiones han dado cuenta que fue apuntada en el quinto lugar pero no es así, Eduardo Rivera consiguió que sea más cerquita para que logre entrar como legisladora en caso de que él pierda la gubernatura.
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¿Y si Lalo gana, Liliana Ortiz ya no sería diputada federal porque tendría que encabezar el Sistema Estatal DIF?
Según las negociaciones con Marko Cortés, si Eduardo Rivera gana convertirse en gobernador en la elección del 2024 en Puebla, Liliana tendría que hacerse a un lado de la diputación para que rinda protesta su suplente, una figura que propondrá el líder nacional del partido.
Es decir, si Eduardo Rivera pierde la gubernatura, su esposa rendirá protesta como diputada federal, y si gana, ella se quedará en Puebla para hacer equipo e el gobierno.
Al menos ese es el acuerdo ya firmado en Acción Nacional.
En el mismo sentido fue la negociación que hizo Mario Riestra.
Propuso que su hermana, la regidora Susana Riestra entre como diputada plurinominal si él pierde la presidencia de la capital en 2024, y si gana, cederá esa posición al Comité Estatal del partido a través de la suplente.
Si me preguntan sobre los nombres de las suplentes que llevarán Liliana y Susana, les digo que esos nombres se siguen analizando, dependiendo de su lealtad a los dirigentes del partido a nivel nacional y local.
El PRIAN, sometido por el PSI
En mi columna de la semana pasada les hablaba de las posiciones que pidió Carlos Navarro, dueño del PSI para sus hijos en la elección del 2024, a cambio de sumarse al frente denominado ‘Mejor rumbo para Puebla’.
En esas negociaciones con las cúpulas partidistas, dejaron a varios agraviados en el camino, quienes están dispuestos a operar contra el proyecto de Eduardo Rivera.
Y es que aseguran que fue el edil quien apostó hasta el final y cedió espacios tanto en el PAN, además de convencer posiciones en el PRI para esta familia con tal de engrosar la “megacoalición”.
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Ya vimos que Nadia Navarro ya dejó la bancada del PAN para brincar al del PRI en el Senado de la República y sin reparo alguno, se prepara para una reelección.
Dejarle al PSI la primera fórmula al Senado ha causado inconformidades, sobre todo en el PRI, pues el partido ya había asegurado esa posición.
Ahora hay que vigilar si es verdad que el PSI sumará al menos 100 mil votos a Eduardo Rivera y a la presidenciable, Xóchitl Gálvez, o resultará (una vez más) un mal chiste.