Cada 25 de julio se conmemora en México y en las naciones en donde reina la iglesia católica el Día de Santiago Apóstol, con el objetivo de recordar al discípulo de Jesucristo y uno de los máximos representantes del cristianismo en la historia de la humanidad.
Dicha jornada se recuerda de forma anual y pasa a ser fiesta solamente cuando coincidiera en domingo, como sucedió en 2021, situación que únicamente, de acuerdo con los datos, sucede catorce años por cada siglo que pasa.
¿Cuál es la historia de Santiago Apóstol?
De acuerdo con la tradición católica, Santiago de Zebedeo tenía la misión de evangelizar el Imperio Romano y en su camino alcanzó la zona Bética de dicha región, para llegar a Galicia y más tarde a la localización de Iría Flavia (Padrón).
Tiempo después, Santiago llegó a la Ciudad Santa, Jerusalén; no obstante, su regreso se produjo debido a que, según los textos bíblicos, se le llamó para estar junto a la Virgen en su lecho de muerte, acompañando a los apóstoles, quienes también presentes.
Para el año 42, Santiago de Zebedeo murió de forma trágica, pues el rey de Judea, Herodes Agripa I, ordenó su asesinato: primero se le torturó, después lo decapitaron y llevaron sus restos para que estos se sepultaran en el territorio que hoy se le conoce como Compostela. Esto, con el permiso de la monarca de la región vecina.
Se cuenta que a partir de ese momento se produjeron varios milagros en la zona, por lo que la reina Lupa creyó en el cristianismo. Una de sus acciones fue que quitó los templos en honor a los celtas y cedió su palacio para construir la catedral de Santiago de Compostela.
Restos de Santiago de Zebedeo
Pero no fue hasta ocho siglos después que un ermitaño avistó una estrella en el monte Liberón, y tal era su potencia que advirtió de esta situación al obispo de la zona. A los pies de un roble, se encontró un altar, con tres monumentos funerarios, y uno de ellos contenía la siguiente inscripción:
“Aquí yace Santiago, hijo del Zebedeo y de Salomé”.
Debido a esta revelación divina, el obispo atribuyó los restos tanto a Santiago como a dos de sus discípulos, e informó al rey de la zona en aquella época, Alfonso II el Casto, del descubrimiento. Después de visitar el lugar, el monarca nombró a Santiago patrón del reino y mandó construir un edificio en su honor.