Romeo tenía tres años cuando dejó de ver a su mamá. Su abuela le dijo que se había ido de viaje.
Sin embargo, una tarde, Romeo le preguntó:
–¿Cuál es el mundo real y cuál es el otro mundo?
–¿Por qué lo dices? Respondió ella.
-Porque mi mami me dice que se va a ir al otro mundo y quiere que me vaya con ella, le contestó el menor de tres años.
Sorprendida, la abuela le confesó que su madre, Serymar Soto Azúa, había sido asesinada dos meses antes.En 2017, su pareja, Jorge Alejandro Ugarte Hernández, la mató con su automóvil, atropellándola deliberadamente.
Su hermana, Sandra y quien es abogada, convirtió su duelo en lucha y encabezó la defensa de Serymar, logrando que su ex cuñado fuera condenado a 46 años y seis meses por el delito de feminicidio.
Romeo quedó huérfano y al cuidado, en primer instancia, de sus abuelos maternos apoyados por la familia, y como él miles de niños son víctimas colaterales de los asesinatos contra mujeres.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de 2015 a enero de 2020 ha contabilizado cinco mil 77 víctimas de feminicidio, lo que representó un aumento de 280 por ciento en cuatro años.
Sin embargo, las autoridades federales no cuentan con un dato exacto de cuántos menores han quedado en la orfandad.
El problema es que al no estar contabilizados no existe una política integral a nivel federal que les repare el daño y que restituya sus derechos como infantes, refieren especialistas consultados por El Big Data.
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Sandra Soto Azúa representa 100 quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por casos de 354 menores huérfanos por feminicidio y, a falta de un censo oficial, ha realizado sus propios cálculos.
“Suponiendo que cada mujer asesinada al año tiene un hijo, esto sin contar las que tienen más, o las que no tienen ninguno. Tan sólo en 2017, cuando mi hermana es asesinada, hubo 3 mil 824 mujeres asesinadas, según los datos de María Salguero”.
Bajo ese cálculo, estima, de 2017 a enero de 2020 hay alrededor de 10 mil menores huérfanos por feminicidios.
“No sabemos dónde están, quiénes son y cómo le están haciendo para sobrevivir el feminicidio de su mamá”.
Por ello, y con la intención de sensibilizar los casos, decidió abrir una página de Facebook que sólo de leer estremece. Huérfanos por Feminicidio, se llama y cuenta con 22 mil 517 seguidores.
Allí se exponen otros casos. Uno de ellos es el de Marilú de 26 años, quien fue asesinada en Ixtapaluca, Estado de México. Sus cinco hijos quedaron huérfanos y al cuidado de los abuelos maternos. El feminicidio está impune.
Su madre no ha podido presionar a la Fiscalía mexiquense por falta de dinero. El dilema es aterrador: o gasta en pasajes para acudir al Ministerio Público o compra comida. Al final la necesidad orilla a preferir alimentar a los infantes.
Sandra Soto Azúa señala que por medio de la página han podido ayudar a los hijos de Marilú y a su familia, esto ante la falta de un programa nacional que se haga cargo de esas víctimas.
Precisamente de las 100 quejas que representa la abogada, 50 están en el Estado de México, refiere en entrevista con esta casa editorial.
Tan sólo en enero de 2020, el Estado de México se ubicó en el cuarto lugar a nivel nacional en índice de feminicidios, de acuerdo con datos del SESNSP.
María Isabel Sánchez Holguín, comisionada ejecutiva de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas del Estado de México (CEAVEM), destacó que el Edomex es pionero en contar con un registro de menores huérfanos por feminicidio.
Incluso, refiere, este 2020 se echó andar el programa ‘Valentina’ con un presupuesto de 37 millones 200 mil pesos para apoyar integralmente a 273 niños y niñas huérfanos por feminicidios como a aquellos infantes que perdieron a sus padres por desaparición forzada.
La manera de apoyarlos, refiere en entrevista con El Big Data, es otorgando atención por estrés postraumático en las clínicas del Instituto de Salud del Estado de México y Municipios (Issemym).
“Ahí tenemos atención para los niños y las niñas y para los padres y madres de familia o para las abuelas”.
Y es que la mayoría de los niños, señala la Comisionada Ejecutiva, son criados por los abuelos maternos.
Esta condición se traduce en que no cuentan con un ingreso, además de que debido a su edad ya no pueden trabajar. El escenario, señala, es de mucha necesidad.
Por ello el programa ‘Valentina‘, refirió la titular de la CEAVEM, otorga un apoyo económico de 3 mil pesos mensuales para los menores que viven con una discapacidad y dos mil pesos mensuales para los demás niños, niñas y jóvenes.
Sánchez Holguín recalca que el programa es un mecanismo de derechos y no asistencialista. Ya que también se trata de desarrollar actividades artísticas y deportivas.
–¿Qué pasará cuando ya no estén los abuelos? ¿Se prevén medidas?, se le pregunta a la Comisionada.
–Es algo que tendremos que estar considerando y generando una propuesta que sea viable y, sobre todo, en el marco de los derechos de los niños y las niñas.
Esa misma pregunta la hizo Romeo a una abogada de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) de Coahuila : “¿Oiga licenciada, sabe qué va a ser de mi cuando mis abuelitos se mueran?
Por ahora el apoyo estatal para Romeo se ha estancado. En Coahuila ante la presión civil el gobernador Miguel Ángel Riquelme emprendió una acción provisional de julio de 2018 a noviembre de 2019 atendió a 18 menores de Torreón otorgando 4 mil pesos bimestrales, una despensa mensual y asistencia psicológica y legal.
“No cumplieron con la atención legal y psicológica. Ahora desde noviembre no les han entregado el apoyo. En estos días las autoridades dijeron que posiblemente ya no lo van a entregar”, denuncia.
Por ello Sandra Soto refiere que el Estado mexicano debe restituir los derechos de los niños que han quedado en la orfandad, así como repararles el daño por medio de un programa al que se le asigne un presupuesto anualmente.
Crédito: El big data