La leche materna puede ser la clave para crear a la primera generación inmune al virus, pues diversos estudios han demostrado que, de forma natural, este alimento contiene defensas que hacen más resistente al bebé e, incluso, elimina las diversas cepas de la enfermedad.
Aunque al inicio de la contingencia se recomendó a las madres con COVID-19 no amamantar a los niños, para evitar más contagios, investigaciones como las de Pekín o la Facultad de Medicina de San Diego insisten en la importancia de llevar a cabo dicha práctica, pues no se detectó el virus en la leche materna, incluso de aquellas mujeres que sí eran portadoras, además de que pueden expandir los beneficios de la vacuna a través de la lactancia.
“La leche materna es considerada la primera vacuna para todo ser humano, porque el cuerpo es tan asombroso que la leche se adapta a cada niño, le proporciona los nutrientes y se adapta a las carencias de cada uno. Por eso, esté o no vacunada la mamá, si se quiere un niño sano lo recomendable es amamantar”, destacó Consuelo Bravo, partera guerrerense.
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Datos del gobierno federal indican que durante el periodo de confinamiento hubo cerca de 171 mil embarazos, por lo que el 12 de mayo se inició la vacunación para mujeres embarazadas en todos los estados del país, donde también se detectaron casos, como el de Aguascalientes, en el que dos mujeres fingieron su embarazo para obtener la dosis.
Patricia Zedillo, directora del Centro de maternidad Luperca, insistió en la importancia de aplicarse la vacuna, pues durante el embarazo aumenta el riesgo de complicaciones y fallecimiento por la COVID-19.
Insistió en que la lactancia materna abona a la inmunización de más personas. “Hay que apoyar a la estrategia. Si queremos más gente vacunada hay que amamantar a nuestros hijos. La leche materna es el mejor regalo de salud que les podemos dar”, afirmó la especialista.
Por @MTPNoticias
Crédito: El Heraldo
