Corría el año 2018 cuando la navarra Amaia Romero revolucionó el mundo de la belleza por algo muy natural: no depilarse el vello de sus axilas ni de sus piernas durante dos actuaciones sobre el escenario.
La cantante quiso así reivindicar algo que todavía muchos no acaban de comprender: las mujeres también tienen pelo en el cuerpo.
Desde entonces, las nuevas generaciones de mujeres parecen sentir tener (al menos) la opción de mostrar su bello sin pudor, a pesar de las normas sociales establecidas, y de romper el tabú de que las mujeres tienen que ir siempre perfectamente depiladas.
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A estas reivindicaciones se unió hace un año Eldina Jaganjac, una joven danesa de 31 años que llevaba tiempo pensando en lo injustos que son estos estándares de belleza impuestos por la sociedad para las mujeres, sobre todo en cuestiones de depilación y eliminación de vello, mucho más permisivo en hombres que en mujeres.
Por ello, decidió dejar de depilarse a comienzos del confinamiento, en marzo de 2020. Lo que empezó con dejar de depilarse sus cejas continuó con el vello del labio superior, y posteriormente, de sus piernas. ¿Lo mejor? Descubrió que se sentía igual de femenina, a pesar de que es algo tabú en nuestra sociedad.
Eso sí, su decisión le ha traído algunas consecuencias indeseables, como que hay gente por la calle, sobre todo hombres, que se metan con ella, le insulten o le ‘obliguen’ a depilarse.
Por suerte para ella, esto sirve también como ‘filtro’ para dejar de lado a toda esa gente con la que no se quiere juntar. Según declara la joven a Unilad, tener vello le permite ‘descartar’ incluso parejas potenciales que solo se fijen en su aspecto físico.
“Si la gente no tiene nada mejor que hacer que insultar a desconocidos, que así sea”
“Antes de que me dejase de depilar el vello de las cejas, me sentía como si hubiese muy pocas opciones acerca de cómo las mujeres se suponía que tenían que verse. Si un hombre no se afeitaba la barba o se depilaba las cejas, nadie lo nota o lo comenta; no se sale de lo normal”, dice.
“Y como tantas otras mujeres, he aprendido a juzgarme en ese respecto. Por ejemplo, no me sentía cómoda si no salía con las cejas depiladas y con el tamaño adecuado, y no iba al gimnasio aunque mis piernas estuviesen perfectamente depiladas. Ahora, he decidido centrarme en todo lo que tengo que hacer, y menos en cómo me muestro mientras lo hago; o si le gusto a la gente o no, porque probablemente no los vuelva a ver nunca más y, si los veo, me da igual”.
La joven admite que al principio le costó un poco acostumbrarse, pero ha aprendido a vivir con los comentarios ajenos.
De momento, la joven está arrasando en las redes sociales. Solo en Instagram cuenta con miles de seguidores que siguen su día a día, y que se unen a ella en una lucha que parece avanzar cada día más: conseguir que las mujeres se muestren tal y como son.
Crédito: La vanguardia
Por @MTPNoticias